Charl Schwartzel sorprendió en el Masters de Augusta

   Adrenalina, igualdad de hasta nueve hombres en el liderato, calor, sol y un héroe final, el surafricano Charl Schwartzel.

Todo eso se vio ayer en Augusta. El campeón, de 26 años de edad, es el tercer golfista de su país que conquista el Masters, tras el mítico Gary Player y el más reciente Trevor Immelman en 2008.

Schwartzel salió victorioso ayer de una auténtica ruleta rusa, con nueve hombres que llegaron a ir empatados en la última hora y media de torneo.

Ni los socios más viejos de este exclusivo club podrían recordar tanta igualdad, tantas dosis de emoción y, sobre todo, un final tan brillante y espectacular como el protagonizado por Schwartzel.

El surafricano, que inició el día a cuatro golpes del líder, el norirlandés Rory McIlroy (que se desmoronó con 80 golpes en el día final), se guardó para el final una ráfaga demoledora: cuatro birdies consecutivos entre los hoyos 15 y 18.

El final fue mágico, épico, imposible de neutralizar por los hombres que, por delante, también se jugaban la chaqueta verde: el australiano Adam Scott y al estadounidense Jason Day.

Schwartzel, que tuvo eagle en el hoyo 3, firmó 66 golpes ayer (-14 en el global), para aventajar en dos golpes a Scott y al debutante Day, igualados en la segunda plaza, y en cuatro a Tiger Woods, el australiano Geoff Ogilvy y el inglés Luke Donald.

Phil Mickelson ayudó a Schwartzel a vestirse con la chaqueta verde. Schwartzel hizo realidad un sueño, pero tras la majestuosa caída del joven McIlroy en el hoyo 10 ­con un triple bogey- la tabla de resultados comenzó a echar humo.

Siete jugadores se turnaron en la cima mediada la jornada (McIlroy, Cabrera, Choi, Day, Scott, Schwartzel y Tiger), para sumarse después dos hombres más (el estadounidense Bo van Pelt y Ogilvy) y todavía un último en la recta decisiva (Donald).

Todos debieron conformarse con ver, en los aledaños del hoyo 18, cómo Schwartzel les adelantaba en el hoyo 17 con un birdie para sellar un Masters histórico, en el que naufragó la juventud de McIlroy (21 años), el líder ininterrumpido durante las tres primeras rondas, y que rescató la figura de Tiger Woods para un nuevo horizonte en su carrera como golfista.