«El ciudadano percibe que el Gobierno los utiliza para cuadrar sus cuentas generando inflación”


   José Guerra, en su columna de este miércoles, publicada en el Diario Tal Cual, asegura que “en Venezuela se ha satanizado los ajustes del tipo de cambio porque el ciudadano percibe que el Gobierno los utiliza para cuadrar sus cuentas generando inflación“.

“La nueva política económica que regirá al país desde 2013 debe acabar con el mito del tipo de cambio fijo para bajar la inflación para así contar con mayores grados de libertad para enderezar el rumbo de la economía y restaurar la confianza en el bolívar”, consideró.

Lea la columna a continuación:

El 18 de febrero de 1983 se quebró la estabilidad cambiaria de Venezuela como expresión de un proceso de desarreglo fiscal y monetario que acabó en esa fecha en una devaluación del bolívar y el establecimiento de un control de cambios en un intento agónico por detener una fuga de capitales que se fraguó durante finales de la década de los setenta y comienzo de los ochenta.

Ese día de febrero fue el estallido acumulado un pésimo manejo macroeconómico y desde esa fecha el país no ha encontrado el rumbo perdido.

Gobiernos van y gobiernos vienen y Venezuela no recupera su estabilidad monetaria.

Pero con la devaluación que se inauguró en 1983, los gobiernos descubrieron una  herramienta tan útil como peligrosa para conjurar los déficits fiscales y la cual consiste en cobrarle a los venezolanos una especie de impuesto cambiario por el uso del dólar como moneda de reserva.

Se hicieron los administradores de la hacienda  pública con un instrumento que permite en un solo acto cerrar los desbalances fiscales al costo de generar otros y más serios problemas.

Al vender el monopolista de las divisas en Venezuela, el Estado, los dólares más caros obtiene mayores ingresos fiscales que permite cubrir momentáneamente la brecha entre ingresos y gastos fiscales dado el saldo acreedor en moneda extranjera del Estado.

Dado el carácter petrolero de la economía venezolana y el uso del tipo de cambio como mecanicismo para procurar bajar la inflación, en Venezuela se ha satanizado los ajustes del tipo de cambio porque el ciudadano percibe que el Gobierno los utiliza para cuadrar sus cuentas generando inflación.

Ningún economista que haya pasado por los cursos de macroeconomía y economía internacional puede prescindir de la devaluación como instrumento de política.

La devaluación de una moneda consiste en encarecer su precio con respecto a otra moneda o un grupo de monedas. Es decir, cuando se devalúa el bolívar respecto del dólar, hay que entregar más bolívares por el mismo dólar.

Su efecto inmediato es que las importaciones se tornan más caras y las exportaciones del país que devalúa se abaratan.

Fue la devaluación, el encarecimiento del dólar, la política que usó Japón, Corea, Indonesia, Malasia y ahora China, para fomentar sus exportaciones e industrializarse y actualmente esas naciones son potencias en el campo manufacturero y una vez consolidada su base industrial ya no les hace falta tener una moneda débil.

En Venezuela se ha practicado todo lo contrario, la revaluación del bolívar, para promover las importaciones liquidando con ello la industria nacional y los ministros de las carteras de economía y finanzas se sienten orgullosos de acabar con la manufactura nacional y crear empleos en otros países.

Cuando los gobiernos, contando el de Hugo Chávez, devalúan el bolívar no lo hacen pensando en aumentar la competitividad de la economía nacional ni estimular al sector exportador sino más bien como una acción desesperada para obtener más  bolívares con los mismos dólares y de esa forma saldar los déficits fiscales y es por esa razón que las devaluaciones acaban provocando más inflación al tiempo que el sector exportador no siente el efecto de la medida de ajuste del tipo de cambio.

Por tanto, si alguien quiere pronosticar con cierta fiabilidad si se aproxima una devaluación del bolívar debe mirar dos indicadores: los diferenciales entre inflación de Venezuela y la inflación externa y el estado de las cuentas fiscales.

Como se documenta en gráfico anexo, los dos últimos episodios de devaluación estuvieron precedidos por desajustes fiscales importantes.

Así, en enero de 2009 se anunció una devaluación promedio cercana al 30% al pasar el dólar de Bs. 2,15 por US$ a Bs 2,60 por US$ al tiempo que se estableció una nueva tasa de Bs.4,30 por US$,  en tanto que en diciembre de 2010 se volvió a devaluar el bolívar al unificarse las tasas de cambio en Bs. 4,30 y eliminarse la el tipo de cambio de Bs. 2,60 por US$.

Tanto en 2009 como en 2010, el ministro Giordani dijo semanas antes a adoptar la medida que el bolívar no se iba a devaluar. En 2011 las cuentas fiscales cerrarán con déficit importante preparando así el terreno para la inevitable devaluación.

La nueva política económica que regirá al país desde 2013 debe acabar con el mito del tipo de cambio fijo para bajar la inflación para así contar con mayores grados de libertad para enderezar el rumbo de la economía y restaurar la confianza en el bolívar mediante una política gradual de consolidación fiscal, sin la cual es muy poco lo que se puede hacer para estabilizar la economía.

Déficit fiscal y devaluación
Por José Guerra




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