Isaías A. Márquez Díaz: EL SOCIALISMO CRIOLLO Y LA INTERNACIONAL SOCIALISTA

Isaías A. Márquez Díaz: EL SOCIALISMO CRIOLLO Y LA INTERNACIONAL SOCIALISTA

El socialismo criollo venezolano  o del siglo XXI acaba de ser cuestionado y/o amonestado por la Internacional Socialista, al aprobar por unanimidad una “Resolución SOBRE VENEZUELA”, cuyo sistema difiere, sobremanera, de la visión marxista, desde donde el socialismo es el producto de una muy específica y acotada clase social: la de los obreros industriales, lo que Marx en una selección semántica y eufemística denomina: proletariado. A su vez,  distinción que hace de un lumpen.

Y, proletariado, reaccionario por naturaleza, ostenta, a las claras su visión del pueblo.

Marx cree en la superioridad del obrero industrial por su posición tan especial en el también proceso especial productivo de la sociedad occidental moderna, así como su concentración en grandes unidades productivas, en donde se crean complejísimas formas de cooperación y socialización desde el nivel de empresa hasta el proletariado, y en donde la ciencia y la técnica reemplazan, totalmente, el paisaje natural,  y le permite, a diferencia del lumpen y el campesino, tener la capacidad de forjar una sociedad sofisticadísima, capaz de superar las deficiencias del capitalismo sin renunciar, a su vez, a sus logros. Poseer, en fin, los valores progresistas necesarios  para fomentar la sociedad poscapitalista, aún más basada en la ciencia y la técnica que la sociedad capitalista superada.

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Lamentablemente, la base de sustentación del socialismo venezolano o del siglo XXI es el lumpen, no el proletariado.

Hecho este preámbulo, la Internacional Socialista cuestiona al gobierno venezolano por su incoherencia con la filosofía marxista, ya que obvia la sociedad industrial y promueve el lumpen, todo lo cual refuerza la crisis socioeconómica, que, sin excepción, abarca todo el territorio nacional.

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Tal acuerdo y/o amonestación constituye, fundamentalmente, una reprimenda al gobierno venezolano por su actitud inquisidora, así como al soslayo tanto de la crisis asistencial como alimentaria, además de la libertad de expresión, agravada por el disenso político.