Ultrasecretos:La prensa de Colombia y los muertos por comida

También El Nuevo Herald y El País de Madrid se ocupan de las denuncias por colas

 

En los Abastos Bicentenario la situación es crítica

 

En hipermercados falta azúcar arroz y harina
L.J. Hernández
Hace una semana el presidente de Fedecamaras Táchira hablaba de varias víctimas por la escasez de alimentos y medicinas incluidos niños de San Cristóbal.

 

El domingo de la semana pasada el diario El Tiempo de Bogotá informaba de nueve venezolanos que habrían fallecido buscando comida y medicinas.

 

En Caracas el mismo fin de semana, Abastos Bicentenario fueron atacados por caraqueños que no lograban acceso para su abastecimiento.

 

Situaciones parecidas se reportaban desde Valencia, Maracaibo, Maracay y otras ciudades del interior.

 

“El hambre está por los cuatro costados”, dijo él nutricionista Iván Pérez Acosta.
Las colas por la escasez son visibles en las capitales y en Caracas en mercados oficialistas y en algunos privados.

 

Este cronista hizo un recorrido por algunos supermercados y la escasez era más visible en los Excélsior y Madeirense. Sin embargo en los Patio sólo escaseaban harina, arroz y azúcar. Había café sin limitaciones. Pero la marca era de Brasil.

 

Ese domingo 24, en honor a la verdad, no había colas en estos negocios del sector privado.

 

La versión de El Tiempo de Bogotá informa las muertes de Carlos Colón, Osmel Fuentes, Britan Lara, Luis Eduardo Leonera, Gruber Morales y Jenny Ortiz, quienes habrían muerto por falta de comida o medicinas.

 

El diario colombiano remite a una encuesta sobre condiciones de vida realizada por las principales universidades del país. Las cifras dicen que al 87 por ciento de los venezolanos no les alcanzó el sueldo para la comida del mes y el 12 por ciento dejó de comer tres veces.

 

Las cifras contrastan con las declaraciones de los ministro Ricardo Menéndez y Delcy Rodríguez, quienes en la ONU y OEA sostuvieron que el venezolano en casi el cien por ciento come completo y sin escasez.

 

Pero documentos de las ONG´s y otros estudios indican que estos problemas han devenido en conflictividad social y violencia.

 

El informe habla de 27 mil muertos, datos que el gobierno rechaza y admite que fueron 10 mil los enterrados por causas criminales.

 

La versión del periódico de Bogotá hace este análisis:

 

El lunes 6 de junio, Jenny Gómez de 49 años de edad, camarera en un hotel de San Cristóbal, falleció luego de recibir varios perdigonazos durante un saqueo en esa ciudad.

 

La mujer, dice El Tiempo, había salido a buscar a su hijo menor cuando un cuerpo de seguridad intentó disolver un enfrentamiento debido a la llegada de alimentos a los galpones.

 

Su hija quien es enfermera, indicó que los impactos dejaron desfigurado el rostro de su mamá y le causaron un edema cerebral.

 

Carlos Colón murió a causa de dos disparos en el pecho durante una protesta en Cumaná.

 

Osmel Fuentes murió víctima de un disparo en El Cerezal, también Cumaná, luego de que la Guardia Nacional disolviera una manifestación por falta de víveres.

 

Oliver Sánchez, continúa El Tiempo de Colombia, y diagnosticado con Linfoma de Hodgkin se hizo famoso tristemente cuando sosteniendo un cartelito clamando por medicinas para su enfermedad, protestó en Caracas. El pequeño falleció el 26 de mayo.

 

José Miguel Silva Perla, empresario del transporte de 26 años recibió varios disparos y falleció después de un asalto.

 

Venancia Cárdenas Rodríguez encontró la muerte en aguas del Río Táchira cuando intentaba cruzar la frontera hacia Colombia. Ella se aventuró para buscar medicamentos. Trabajaba en un colegio del municipio Cárdenas.

 

Los últimos días desde el 24 de julio la situación pareció mejorar. Pero las colas continúan. El ministro de Alimentación ha reiterado que es un problema de la Oposición.

 

La Asamblea ha intentado inútilmente interpelar a Marco Torres para que explique los alcances de la crisis.

 

El Presidente Maduro ha confiado al ministro de la Defensa la responsabilidad del abastecimiento.

 

La decisión es reconocer que el gobierno civil ha fracasado, pero los militares tampoco han rendido buenas cuentas a no ser el despilfarro de las importaciones con una secuela de ineficacia y corrupción.

 

Hay versiones sobre una investigación que Padrino habría ordenado contra la más alta cúpula de la burocracia alimentaria.

 

La Asamblea ha acusado directamente a los Osorio por el fracaso que concluyó en la gran crisis y en el gasto de miles de millones de dólares para importar a sobreprecio los alimentos.

 

“El pueblo hambriento y ellos muy llenos”, declaró uno de los diputados de la comisión de Contraloría.

 

 

 

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Hablando de comida

La verdad es que esta Oposición que tenemos es bien terca a la hora de reconocer la gran obra alimentaria de este gobierno. Su misión parece negarlo todo para provocar la desestabilización.

 

Claro, como ni el Chuo ni el Capriles han logrado su fin, se tiran por la calle del medio a negar lo que digan los ministros del régimen y más si es en el exterior.

 

La última de sus hazañas fue negar la encuesta que el ministro Menéndez presentó en las Naciones Unidas, cuyos resultados indicaban de los venezolanos que en un 94 por ciento comían tres veces al día, no sólo papita, maní y tostones sino pavo, pollo, harina, arroz y hasta el caviar que nos envía el pana Putin.

 

La encuesta reflejaba un aumento de peso confesado por los mismos encuestados, de 5 kilos en lo que va de año.

 

La encuesta del ministro de planificación tiene un margen de error de 0,0001 por ciento y la muestra se hizo durante tres meses.

 

Cada encuestado fue entrevistado cinco veces y todos ratificaron lo que al final reflejó la muestra.

 

El lugar donde se hizo la preguntadera fue muy segura. No entró ningún Ramos Allup y menos Capriles, Chuo, ni Guevara.

¿Dónde fue esa encuesta?, preguntará el lector más curioso.

 

La respuesta es una: Se hizo en Miraflores y los encuestados fueron los ministros.

 

El margen de error corresponde a Menéndez quien no fue consultado.