Nadie apostaba a que los 22 jugadores terminaran en cancha. Marcelo fue el culpable de la mitad de las amarillas del juego y de tres rojas. Primero le dio una patada a Messi y generó una “tángana” que desencadenó en tarjetas. Luego, hacia el final del encuentro, tumpó a Fábregas con una llave de arte marcial que el árbitro calificó de expulsión y puso a pelear a todo el mundo: Ozil y VIlla también fueron echados.
Y eso que habíamos hablado de Pepe antes del juego, pero el portugués se portó bien: apenas un codazo en la cara a Messi, más nada.
En todo caso, lo que millones de personas vieron por televisión fue un “súper partido”: el mundo se encontró con el mejor Real Madrid que ha enfrentado al Barça de Guardiola: ofensivo, directo, contundente, todo corazón.
Los blancos comenzaron con tanto ímpetu que dejaron anonadados a los azulgrana. No se había cumplido el primer minuto de juego cuando ya exigían a Valdés, pero a eso del minuto 8 el Barça activó el “taqui-taqui”: toques, toques, toques, toques y más toques. Al minuto 12, avisaron, al 14, Messi le metió un pase de profundidad a Iniesta para que el 8 la definiera de vaselina.
El manchego nunca le había marcado a Real Madrid, y fue un golazo; pero el pase, hay que hablar del pase: fue a lo Carlos Valderrama, a los Riquelme, un señor pase.
El gol madridista llegó tras un tiro rastrero que entró por intermedio de Cristiano Ronaldo o Sergio Ramos, no lo sabemos. La repetición tampoco lo sabe. Puede ver usted el video 10 veces y seguirá con la duda. Eso sí, si fue de Ramos, la anotación debió ser ilegal porque el andaluz estaba en posición adelantada obvia, pero el movimiento de Cristiano genera la ambigüedad y no se sabrá nunca.
Luego comenzó lo de Messi, un espectáculo intermitente. El argentino apareció cada media hora y marcó la diferencia. “Ese enano”, dijo alguno. Cuando ya se daba por sentada la relación empate-descanso, Gerard Piqué -¿Qué hacía ahí?- le dio un pase de taquito a “ese enano”, quien lo hizo fácil y definió como si Casillas fuese un infante.
La primera parte no fue cosa fácil para ninguno. El Barcelona demostró una vez más que la mejor manera de llegar al arco contrario y meter gol es tocando, tocando, tocando y tocando. Cristiano Ronaldo no recordó nunca que sus compañeros también estaban jugando, nunca la pasó, Se obsesionó por driblar a Dani Alvez, quien le ganó todas y cada una.
El empate del Madrid llegó porque tenía que llegar, porque así parecía escrito, porque el Barcelona no pudo responder a ningún enredo en el área. Parecido al segundo gol y a 10 del final. Todo comenzó con el ingreso de Kaká, con un tiro de esquina, y concluyó con una media vuelta de Benzemá en medio de 44 piernas. Buen Gol.
Fábregas entró inmediatamente al gol blanco, debutó, cumplió su sueño. Jugó como si nunca se hubiese marchado: partidazo en diez minutos. Se la pasó a Messi, Messi a Marcelo, Marcelo a Messi y gol. El gol de la victoria. El gol de la Supercopa.
Lo demás fue el mismo espectáculo de siempre que el Madrid se pica porque pierde: Marcelo le aplicó una llave impresionante a Fábregas, Mourinho le metió el dedo en el ojo al asistente de Guardiola. Una “tángana” de muchos. Kedirá y Villa terminaron peleando y expulsados. El otro juego de Mou. Si pierdo, te doy y me excuso: “Me da asco vivir en este mundo”.
Néstor Luis González
Alineaciones
Barcelona:
Valdés; Alves, Piqué, Mascherano, Abidal; Sergio, Xavi, Iniesta; Messi, Pedro y Villa.
Real Madrid:
Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Carvalho, Coentrao; Khedira, Xabi Alonso, Di María; Özil, Cristiano Ronaldo y Benzema.
Árbitro:
Fernández Borbalán (Comité andaluz).
Estadio:
Camp Nou.