“Mi madre y yo volvimos a nacer”, Habla un Sobreviviente del Avión de Conviasa

“El vuelo fue muy tranquilo todo el tiempo. Cuando quitaron el piloto automático para aterrizar, se notaba que el piloto no tenía el control porque había muchos bajones bruscos… bajaba y subía. Notamos que estábamos cerca porque conocemos la zona, pero nunca vimos la pista de aterrizaje. Pensábamos que llegamos a la ciudad…no que nos dirigíamos a tierra”.

Dentro de una habitación de la Clínica Unare, en Puerto Ordaz, Ángel Alfonso Zerpa Andara, de 19 años, regresa en la memoria para narrarle a La Verdad su terrible experiencia como uno de los 51 ocupantes del avión de Conviasa que se precipitó en el patio de desechos de Sidor, a ocho kilómetros del lugar de destino, el aeropuerto Manuel Piar. Él y su madre, Isabel Andara, ambos de Maracaibo, son unos de los 34 sobrevivientes del siniestro que conmocionó al país la mañana del lunes.

El muchacho presentó fracturas en tres dedos, una herida abierta en el brazo y quemaduras leves. Su madre presentó lesiones similares, pero el shock por lo ocurrido imposibilitó la entrevista. Ángel Alfonso e Isabel regresaban de la Isla de Margarita, donde fueron de vacaciones. “Mi madre y yo volvimos a nacer este 13 de septiembre”.

La tripulación no avisó

“Cuando estábamos cerca del suelo, pensé: ‘Estamos aterrizando’. El (avión) venía bien, porque incluso se colocó en posición para tocar suelo con las ruedas de atrás, pero luego comenzó a brincar, a moverse a los lados y en cuestión de segundos como tres puestos adelante se despegó una parte del avión, como si lo halaran”.

Así continúa con su testimonio el joven, quien reveló que ni el piloto ni la azafata les avisaron de alguna falla en la aeronave.

Zerpa Andara contó que iba junto con su madre, Isabel Andara, en la fila 7 del lado derecho, justo detrás del ala derecha. Al darse cuenta de que se desprendía una parte del avión, asegura que se nubló su mente: “No veía nada, todo era vuelta y vuelta, hasta que el avión se detuvo y terminamos en el piso”.

El pensamiento del estudiante de Derecho de la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho (Ugma) fue ayudar a su madre y salir corriendo con ella de la aeronave por temor a una explosión, por lo que inmediatamente se quitó el cinturón de seguridad y ayudó a una aturdida Isabel, a quien levantó y arengó para salir del fuselaje.

“No había fuego donde estábamos. Cargué a mi mamá y la puse a que gateara. Como quedó un hueco en una de las paredes, salimos por allí. Nos paramos y corrimos hasta unos galpones desde donde venía gente corriendo. En ese momento no había gritos de la gente, sino quejas de dolor”.

El joven continuó con su testimonio: “Nos metimos en los galpones de Sidor. Allí estuvimos adentro hasta que nos atendieron. Los trabajadores apagaron el fuego que se produjo en el lugar y sacaron gente del avión. Cuando veníamos a la clínica en la ambulancia, el bombero nos dijo que el piloto había avisado que no tenía control sobre la aeronave y había pedido que se preparase la gente en tierra, pero no notamos fallas en el avión”, dijo.

Con Zerpa Andara salió del avión Daniela Penique, la única aeromoza que sobrevivió; una mujer y dos niños, pero luego vieron más personas corriendo y a otros que eran llevados en ambulancias.

Inmediatamente sacó del koala que tenía colocado en la cintura su  teléfono celular. Así llamó a sus familiares para informarles lo que les había ocurrido, pero que estaban bien. “Hasta ahora no sé si me volvería a montar en un avión, les tengo miedo, pero en ese momento actué para sacar a mi mamá”.

Estaban en la lista negra

Vicente Andara, tío de Ángel Alfonso Zerpa Andara y hermano de Isabel, cree que el piloto actuó de la mejor manera para evitar una tragedia mayor, pues pese a las 17 víctimas fatales hay 34 personas que salieron con vida.

Los dos zulianos que sobrevivieron al siniestro residen con otros familiares en Ciudad Guayana, donde se radicaron hace pocos años. Los sentimientos son encontrados en ellos, porque si bien Ángel Alfonso e Isabel salieron con vida, a un amigo cercano se le murieron la esposa y los hijos.

Entre lágrimas y con la voz cortada, Vicente y Jorge Andara explicaron que debieron ir por clínicas y hospitales de la ciudad para dar con sus familiares, pues había muchas versiones. “Estaban en un listado como fallecidos, pero sabíamos que estaban bien porque llamaron. Pero fue una desesperación cuando no sabes dónde están tus allegados o cómo están”, acotó Vicente Andara.

La Chinita los salvó…

Fieles devotos de Dios y de la Virgen de Chiquinquirá, como dignos zulianos, Ángel Alfonso y su familia están convencidos de que una instancia superior protegió a los sobrevivientes. “Incluso a los fallecidos… a ellos los están alojando en el cielo”, contó el joven.

Los tíos de Zerpa Andara indicaron que los cuerpos de seguridad se portaron a la altura, destacaron la pericia del piloto para evitar una tragedia mayor y la labor de los galenos, personal de enfermería y de los venezolanos en general, que se han mostrado solidarios ante el siniestro.

La familia de Zerpa Andara por vía materna es de Maracaibo, razón por la cual el abuelo de Ángel decidió tomar un avión a un día del accidente para ver a su nieto e hija.

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