62% de los ciudadanos deja de divertirse por temor a la violencia

     No es solo el déficit de espacios públicos. A la falta de parques, plazas y canchas deportivas que sufren los caraqueños se le suma el temor de los ciudadanos a ser víctima de un hecho violento cada vez que salen a la calle, así sea para buscar algo de esparcimiento.

La encuesta realizada por el Laboratorio de Ciencias Sociales y el Observatorio Venezolano de Violencia correspondiente al año 2008 demuestra que 62% de los ciudadanos ha limitado las actividades de recreación por temor a ser víctima de algún hecho violento.

«La violencia ha expropiado los espacios públicos, y en el fondo, eso significa que se ha perdido la ciudad entendida como un sitio de encuentro, ese espacio donde se crean los vínculos», explica el sociólogo Amalio Belmonte.

Es así que la ciudadanía ha optado por construir guetos, pero no se trata solo de aquel tipo de parcela que está cercada por las rejas y las garitas; sino guetos mentales, pues está renunciando a la realización y el encuentro con el colectivo ciudadano, agrega Belmonte.

Aunque no era la idea, así ha sucedido en la urbanización Terrazas del Ávila. José Antonio García, miembro de la asociación de vecinos del sector, cuenta que a partir de la implementación de planes de seguridad la vida en los espacios públicos protegidos se ha incrementado.

«Nos estamos acostumbrando a vivir encarcelados, pero lo cierto es que dentro de la urbanización se logró reducir el delito en 75%, así que los vecinos prefieren quedarse aquí adentro. Lo ideal es que la gente sea libre de salir a donde sea, pero de la garita hacia afuera reina la paranoia», relata García.

La falta de actividades de esparcimiento degenera entonces en un estrés colectivo, según apunta Belmonte. Aunado a eso, la inseguridad también llega a incidir en la salud, pues la falta de seguridad limita a las personas a realizar una actividad tan básica como es caminar y ejercitarse en las calles.

«Salvo que la gente tenga dinero para pagar un gimnasio, el caraqueño cada vez se ve más limitado a realizar ejercicio», agrega el sociólogo. Los testimonios de asaltos en Parque del Este y hasta en el Ávila refuerzan esta visión.

El fenómeno de la inhibición ante la violencia ha sido ampliamente estudiado por Lacso y el Observatorio de Violencia. Otras estadísticas demuestran que 62% de las personas ha limitado los lugares y las horas de compras, mientras que 48% siente que el temor a ser víctima de una acción violenta ha restringido las decisiones referentes a horario y espacio de trabajo.

bcruz@eluniversal.com