A Venezuela le faltó corazón

      Un equipo que se perfilaba para al menos repetir la actuación que le llevó hasta la peúltima fecha del Clásico Mundial de 2009, cumple hoy ocho días de haber sido eliminado en apenas tres juegos, con la mayoría de sus integrantes concentrados en terminar de prepararse para encarar la temporada de Grandes Ligas de 2013.

La decepcionante actuación cumplida por la selección nacional en la primera fase del evento que reúne a los 16 mejores equipos del mundo, fue el tema de las tertulias deportivas de toda la semana.
Es difícil entender que una alineación titular valorada en casi 80 millones de dólares por los honorarios que tienen fijados sus integrantes para la campaña 2013 de MLB, no haya podido llegar a la segunda instancia del torneo.
Si bien es cierto que en el diamante no se conectó el batazo oportuno y que el relevo estuvo sencillamente infame, el desempeño de nuestro equipo tiene una explicación que va mucho más allá de la infeliz declaración del presidente de la Federación Venezolana de Beisbol, quien después de la victoria contra España, con la que nos despedimos del torneo, para evitar ir a una ronda de clasificación para el certamen de 2017, afirmó que la actuación de la selección nacional en el III Clásico Mundial no se puede considerar como un fracaso.
Los slumps de los bateadores y las imprecisiones de los lanzadores forman parte del juego, de eso no cabe la menor duda. Pero en el caso del desempeño del equipo venezolano en este clásico se notó que hubo gran presión para los peloteros y poca motivación del lado del mánager Sojo.
Hubo, definitivamente, falta de emoción, no de deseo, en un equipo que se veía enorme en el papel, pero no tuvo fortaleza mental ni corazón para vencer a alguno de los dos primeros enemigos que enfrentó.
La presión que se venía ejerciendo desde marzo de 2009, cuando no estuvo acertado en escoger a Carlos Silva por encima de Félix Hernández para el partido contra Corea, que podía darle el pase a la final, se notó desde la concentración en el hotel de West Palm Beach, cuando en el segundo día el personal de seguridad del alojamiento prohibió a los periodistas venezolanos que se acercaran a entrevistar a los integrantes de la selección y se siguió apreciando durante los compromisos contra República Dominicana y Puerto Rico.
Es muy difícil precisar con exactitud la ausencia de química en un equipo, no existe un «motivómetro» para medir la capacidad del pelotero al encarar torneos cortos de los que está pendiente toda una nación.
Simplemente se puede decir que el ambiente de la cueva venezolana era totalmente distinto al que se podía apreciar en la pantalla cuando enfocaban las cuevas de nuestros rivales.
Y pese a considerar que la actuación venezolana no fue un fiasco, el propio Zerpa no tuvo más alternativa que admitir que Sojo no seguirá al frente de la selección, aunque sí se mantiene como su consejero para recomendarle quién debe encargarse del equipo dentro de cuatro años.