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Beatriz De Majo:La inercia de las imprudencias

Beatriz de Majo

Beatriz de Majo

En el año 2001, cuando China accedió a la OMC (Organización Mundial de Comercio) se dejó escrito que ese país pasaría a tener el estatus de “economía de mercado”. Le corresponderían, pues, los derechos inherentes a tal condición cuando su economía se adaptara a las normativas impuestas a todos los países para comerciar entre ellos sin restricciones. Confiando en que China se adaptaría a tales exigencias, se estableció la fecha en la que, automáticamente, pasaría a formar parte del club. Tal hito, luego de una provisionalidad de 15 años, llegó el domingo pasado.

Cuando los países líderes planetarios resolvieron conceder este derecho a los chinos sabían que había un precio por pagar pero decidieron morder la bala. China solo tenía que ganar con la obligatoria camisa de fuerza que había decidido ponerle a su comercio en un mundo que se hacía más global y en el que la talla de su economía la beneficiaba nítidamente.

Pero fue otro gallo el que cantó durante los pasados 15 años. China apenas maquilló algunas de sus operaciones comerciales externas, continuó con su política de dumping, no vaciló en manipular su moneda las veces que le vino en gana, reguló estrechamente las inversiones extranjeras, subvencionó los productos que más le interesaban, todo dentro de una economía altamente estatizada e invadió al mundo en condiciones muy beneficiosas sin pestañear. Hoy por hoy no respeta sino las reglas que le convienen, pero –eso sí– se beneficia plena y abiertamente del comercio mundial.

La ingenuidad exhibida por adelantado por parte del resto de los competidores de China hace tres lustros terminó pagándose caro, sobre todo en Europa, que se encontraba a medio andar en su propio proceso de integración transnacional. Los estudiosos franceses, con ocasión de la entrada plena de China a la OMC acaban de dar a conocer cómo es que ese proceso de facilitación imprudente al comercio con el gigante de Asia destruyó entre 1,7 y 3,5 millones de empleos en Europa y se tragó, de una sola vuelta 2 puntos enteros del crecimiento europeo.

¿Y ahora qué? ¿Llegó la hora de castigar al coloso, de gritar de viva voz que los intereses de terceros han sido mancillados, de imponer una vuelta a las políticas estatales duras en el terreno comercial? ¿O dejará Europa que Estados Unidos republicano le lea la cartilla a Beijing en el terreno antidumping y el de inversiones?

Sí pareciera que algo va a comenzar a cambiar desde la capital de Europa. Sobre todo después de acusar los daños que esta China rebelde le ha infligido a industrias comunitarias como el acero, por ejemplo. Y lo primero que van a hacer desde Bruselas es no acordarle el estatus de economía de mercado que en Beijing creen merecer inercialmente. En dos palabras, Bruselas abrirá las puertas al proteccionismo y la batuta la sostiene nada menos que la Alemania de Merkel.

Todo indica, pues, que no habrá luna de miel en este matrimonio forzado que debería arrancar con la accesión plena de China a la OMC a partir del 11 de diciembre, porque es probable que los europeos no le abran la puerta a la díscola china. No hay unidad de criterio entre los europeos y eso solo complica más las cosas. En el viejo continente lo que reina es la inestabilidad con elecciones en Francia, Italia emproblemada y el brexit en curso firme.

Beatriz De Majo:La inercia de las imprudencias was last modified: septiembre 26th, 2020 by
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