La medida, que afectó a decenas de vuelos, fue confirmada por separado en Chile y Argentina por las empresas Austral, LAN, Aerolíneas Argentinas y TAM, la que canceló 35 viajes ella sola, indicó DPA.
Varias compañías internacionales emularon la decisión respecto de sus vuelos con destino a Buenos Aires, agregaron operadores aéreos.
La crisis, surgida el fin de semana por la erupción del cordón volcánico Caulle, es imprevisible y puede durar incluso meses, dijo el vulcanólogo chileno Alfredo Lahsen.
Las autoridades chilenas -en base a mediciones sísmicas y eruptivas- confiaron empero que el fenómeno decline y avizoraron la pronta apertura del paso Cardenal Samoré, fronterizo con Argentina, al menos para buses y camiones.
«Con la información que tenemos estamos más tranquilos porque está disminuyendo la intensidad de la actividad volcánica», señaló el ministro de Obras Públicas de Chile, Hernán de Solminihac.
Por ahora, sin embargo, la nube de cenizas, de unos 2.000 kilómetros de extensión, mantiene varada en Sao Paulo incluso a la selección argentina de fútbol, que regresaba a su país luego de una gira por Nigeria y Polonia, con sendas derrotas.
Además, las urbes cordilleranas de San Carlos de Bariloche y Villa La Angostura sufrieron apagones a causa de «la lluvia de agua y cenizas, cuyos componentes provocaron cortocircuitos en las centrales del sistema eléctrico», dijeron fuentes municipales a la agencia estatal argentina Télam.
Ambas ciudades, conocidas por sus bellos paisajes y sus centros de esquí, quedaron tapadas por las cenizas y piedras despedidas por el volcán ubicado del lado chileno de la cordillera de los Andes.
Los vientos repartieron residuos volcánicos por la meseta patagónica hasta alcanzar la costa del océano Atlántico y las cenizas comenzaron a pasar a gran altura por los cielos de la región metropolitana de Buenos Aires, ubicada a unos 1.600 kilómetros al noreste del volcán que entró en erupción el sábado.