El maestro más querido del preescolar Tepichi llegó ayer, como todos los días en los últimos 25 años, a las 8:00 de la mañana. No es un maestro más, ni siquiera le llaman profe, sino “tío Ciro”. Lejos de estar retirado, acudió a cumplir con su misión de impartir clases de música, con 97 años de edad recién cumplidos.
Ayer le tenían una sorpresa por el cumpleaños del pasado miércoles 26. Entre canciones que él mismo compuso y el Himno nacional de Venezuela, los niños entre dos y cinco años, la mayoría sin uniforme, sino vestidos para la fiesta, le hicieron la rueda al “tío Ciro”. La cantaron la canción del colegio: “Vamos todos a estudiar en Tepichi, cuando lleguemos aquí nos ponemos a estudiar, salimos al recreo y nos vamos a merendar, conseguimos amiguitos y nos ponemos a jugar”…y “tío Ciro” coreaba la canción y rasgaba las cuerdas de su cuatro, feliz de la vida, avispado, empalagado con tantos caramelos, y abrazos y torta y montones de “medallas” con mensajes de felicitación que los alumnos de todos los niveles hicieron con foami, cartulinas y pintaron con creyones.
—¡Hey, me falta la torta, y me la traen para apagar la vela, que yo todavía soplo!.
Sus colegas y personal administrativo del centro educativo integral Esther María Osses (Tepichi) también celebraban. “Él es un ser muy especial y para su edad tiene un espíritu increíble, siempre se siente bien y nos sentimos orgullosos de tenerlo con nosotros”, relató Luz Guerrero, asistente de Administración.
“Tío Ciro”, como se le llama a Ciro Ferrer, dicta clases en otras escuelas más, entre ellas la unidad educativa Girasol de Giraluna (en las áreas maternal, kinder, primaria y bachillerato), el Colegio de Abogados del estado Zulia y “juntos me llenan de alegría y de fuerza para seguir con mi melodía a través del cuatro, me siento muy emocionado con ese amor que me dan los niños, toda esta semana he celebrado mi cumpleaños” dice el maestro de casi 100 años.
“Si fuera por él ya a las seis de la mañana estuviera en los colegios, llega muy puntual porque después y que lo despiden”, agregó Olivia Carrillo, su esposa, 27 años menor que él. El “tío Ciro” no usa lentes y sus clases en las escuelas son su mayor entretenimiento.
Nació en su propia casa ubicada en la avenida. Padilla, el 26 de enero de 1914. Es hijo de Francisco Ferrer y Antonia Luzardo, dio sus primeros pasos en la música a los 10 años, cuando el señor Astolfo González (amigo de la familia) le regaló su primer cuatro. “Cuando yo era pequeño mi mamá vendía cepillados y yo me paraba en frente de la casa a tocar mi cuatrico”.
¿Pero cómo “tío Ciro” se conserva tan bien? Comenta que a las siete de la noche ya está acostado, se levanta a las 4:00 de la mañana, nunca ha fumado y en ocasiones, cuando le regalan licor, se los da a sus hijos.. Toma todos los días jugo de lechosa, come plátano cocido con queso y sopas.
Ciro ha tenido la dicha de disfrutar sus 19 hijos, así como sus nietos y bisnietos, “yo no los cuento, porque son tantos, que de mis hijos, el que menos tiene, tiene tres”, dice tío Ciro. . De igual forma agrega: “En estos 97 años le agradezco a la vida todo lo que me ha dado, lo que me ha quitado, y lo que me falta, porque sé que me falta mucho por vivir” , dijo “tío Ciro” rodeado de sus alumnos.