Cuando restaban cuatro segundos para la culminación del encuentro,Leon Rodgers incurrió en una pérdida de balón y los árbitros le otorgaron la posesión de la pelota al conjunto capitalino. Esta decisión provocó la furia de algunos fanáticos, que lanzaron botellas y objetos a la cancha.
Luego de varios minutos de incertidumbre, ambos conjuntos abandonaron el tabloncillo y el duelo tuvo que suspenderse por una escalada de violencia. El propio dueño de Marinos, Carlos Silva, quien salió lesionado de la cancha con un golpe en su cabeza.
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