A través de una homilía leída ayer en las diferentes parroquias, la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) planteó la desobediencia civil, así como las manifestaciones y protestas pacíficas, por la «crisis moral» creada por el intento de clausura del Parlamento en Venezuela. Pese a que el sábado el Tribunal Supremo devolvió las competencias y la inmunidad parlamentaria a la Asamblea Nacional —tres días después de habérselas quitado, en un abierto golpe de Estado contra la democracia—, los obispos distribuyeron su comunicado alertando contra la deriva totalitaria que sufre el país.
La carta está suscrita por el presidente de la CEV, el arzobispo de Cumaná, Diego Padrón, además de su directiva: los monseñores José Luis Azuaje Ayala, Mario Moronta, Víctor Hugo Basabe, y los cardenales Jorge Urosa Savino y Baltazar Porras.
Los obispos consideran que las sentencias del TSJ «son decisiones moralmente inaceptables y, por tanto, reprobables». Ambas sentencias, producto de unas medidas que sobrepasan el ejercicio equitativo del poder, provocaron las reacciones inmediatas de numerosos países y pueden generar en Venezuela, a su juicio, una escalada de violencia.
Los obispos también han denunciado que existe una distorsión en el ejercicio del poder en Venezuela. «Parece que todo gira en torno a lo político, entendido como conquista del poder, olvidando que las necesidades reales de la gente reclaman otra visión del poder». La incapacidad para dar solución a la escasez y carestía de alimentos y medicinas, la creciente violencia, la incitación al odio y el desconocimiento de las normas elementales para una convivencia en paz, son, entre otras; las causas que nos tienen «sumidos en un marasmo que entorpece el entendimiento y el progreso».
La jerarquía venezolana indica en su carta que «una nación sin Parlamento es como un cuerpo sin alma. Está muerto y desaparece toda posibilidad de opinión divergente o contraria a quienes están en el poder». Se abre así la puerta a la arbitrariedad, la corrupción y la persecución, «un despeñadero hacia la dictadura siendo, como siempre, los más débiles y pobres de la sociedad los más perjudicados».
«Estamos muy cerca de la Semana Santa. Para los católicos la conmemoración de los atropellos contra Nuestro Señor Jesucristo es una urgente llamada a tomar conciencia y a actuar de manera pacífica pero contundente ante la arremetida del poder». Comentan los prelados entre otras cosas.
A lo largo de la jornada de ayer, un total de 51 organizaciones civiles, conformadas por gremios profesionales, estudiantes, trabajadores, universitarios y empleados se reunieron con la directiva de la Asamblea Nacional en el palacio legislativo para constituir un frente común «de lucha contra la dictadura».