«Estoy convencido de que la creación de una comisión bilateral será particularmente bien acogida para tratar asuntos de interés común, incluido el estatus jurídico de la Iglesia Católica en ese país», escribió el Papa.
La carta del Papa fue entregada por el presidente del Concilio Pontificio para el Diálogo Interreligioso, el cardenal Jean Louis Tauran, al mandatario iraní.
«Tengo la esperanza de que las relaciones cordiales ya felizmente existentes entre la Santa Sede e Irán continúen progresando, así como las de la Iglesia local con las autoridades civiles», sostiene el pontífice.
Benedicto XVI reconoció también la importancia que tiene el «diálogo interrreligioso e intercultural» para conseguir la paz, así como el papel de los «creyentes» para alcanzarla.
«La paz, por encima de todo, es un don de Dios» escribió, pero es también «el resultado de los esfuerzos de las personas de buena voluntad», recalcó.
Los problemas que los católicos padecen en esa región de mayoría musulmana fueron abordados en octubre pasado en un sínodo especial de obispos celebrado en el Vaticano.
Entre «los grandes desafíos» que enfrentan los católicos de Medio Oriente figura «la discriminación, la violencia e inclusive la prohibición de confesar públicamente su fe», denunciaron los religiosos durante la reunión.
El ayatolá chiíta iraní Seyed Mostafa Mohaghegh Ahmadabadi, quien asistió al sínodo, aseguró ante los obispos que los cristianos en su país gozan de «todos los derechos jurídicos» y negó que no puedan practicar libremente su fe.
Los católicos en Irán representaban en el 2008 el 0,03% de la población, lo que corresponde a 19.000 personas, según los datos de la Iglesia.