desarrollando los cuatro gigantescos parques recreacionales que existen al
suroeste de la ciudad.
Los mismos abarcan unas 3 mil hectáreas, una zona
equivalente a 30 bases aéreas de La Carlota, ese espacio de 102 hectáreas donde
el gobierno acaba de anunciar, por segunda vez en diez años, que construirá un
parque metropolitano.
Caracas dispone así de las áreas verdes necesarias
para dejar de estar a la zaga en cuanto a metros cuadrados en espacios de
recreación por habitante, uno de los principales medidores internacionales para
evaluar la calidad de vida en una urbe. La capital venezolana tiene apenas 1,14
metros por habitante, muy lejos de las recomendaciones de entes internacionales
como la Organización Mundial de la Salud, que recomiendan entre 7 y 10.
En sus cinco municipios, Caracas cuenta con 3.528 hectáreas (35,28
kilómetros cuadrados, poco menos del 5 por ciento de su territorio) de áreas
reservadas a la recreación, pero el problema es que apenas el 10,87% de éstas
están desarrolladas: 383 hectáreas o 3,8 kilómetros cuadrados.
Aparte de
espacios más pequeños que no han sido desarrollados en su totalidad (Cuevas del
Indio o Parque del Oeste) y excluyendo el Ávila, la mayor área verde sin ninguna
infraestructura está concentrada en cuatro parques del suroeste: Vicente Emilio
Sojo, Leonardo Ruiz Pineda, Universal de la Paz y Parque Zoológico.
Entre todos ellos solo el último tiene espacio destinado al público,
aunque esta área es mínima si se toma en cuenta toda su extensión: el zoológico
que conocen los caraqueños abarca apenas 36 hectáreas de 561 que forman el
parque.
En todos los demás no existen linderos que demarquen su
territorio, no hay una entrada ni una caseta de vigilancia, no hay una sola
caminería para recorrerlos ni un banquito para sentarse. Especialmente dolorosa
es la situación del Parque Universal de la Paz, creado tras una larga lucha
vecinal y que logró incluso reconocimiento de la Unesco. El helipuerto ya lo
cubrió la vegetación y de las banderas que ondeaban en su entrada hoy no quedan
ni las astas, pues fueron robadas.
Proyecto y nada más
Inparques manejó un plan para desarrollar estos parques, pero
supuestamente debía haberse concluido en diciembre de 2008. Nunca se hizo nada.
El mismo se llamaba «Proyecto de recuperación, desarrollo y/o adecuación
de los parques de recreación del suroeste del Distrito Capital», y allí se
reconocía la ausencia de desarrollo, se hablaba del peligro que representan las
invasiones de sus terrenos y se proponía demarcarlos, señalizarlos y colocarles
una entrada, canchas deportivas, kioscos piñateros, módulos de avistamiento de
aves, puestos de vigilancia, sistemas de riego y sectores para la práctica de
escalada, además de estabilizar sus taludes.
Aunque en su momento
El Universal intentó conseguir información por parte de Inparques
en cuanto a por qué nunca se desarrollo este proyecto, no se obtuvo respuesta.
Lo cierto es que si alguien de Caricuao quiere ir a la montaña, más
valdrá que ponga rumbo hacia el lejano Ávila. El desarrollo de estos parques
beneficiaría no solo a los vecinos de esa parroquia sino a toda Caracas, que
pasaría de un golpe de la precariedad a la abundancia, saltando de 1,14 a 9
metros cuadrados de áreas verdes desarrolladas por habitante.