El dispositivo recoge los movimientos de la lengua para reproducirlos en el aparato de otra persona, quizá a miles de kilómetros, vía Internet. Es decir, sirve para dar y recibir e-kisses. Es perfecto para los amantes online. Además, puede programarse para memorizar algunos besos y así, luego reproducirlos cuando uno quiera.
El dispositivo tiene que mejorar, porque hace las veces de lengua un tubo de plástico rotatorio que poco tiene que ver con la textura de una lengua de verdad ni es capaz de hacer torsiones ni cambios en la forma que puede hacer ese músculo. “Los elementos que conforman un beso incluyen la manera de respirar y la humedad de la lengua”, explica Takashi. “Si conseguimos recrear esos aspectos creo que tendremos un dispositivo realmente poderoso”, apunta. El primer paso ya está dado.