Icono del sitio NotiActual.com

En La Vega solo hay espacio para las balas y el terror

  En el sector San Benito de La Vega no se habla abiertamente de inseguridad. Y no
se hace porque se corre peligro. En la principal, el tránsito peatonal se
despeja a las 5 pm Todavía comentan la masacre de la madrugada del 24 de julio,
cuando mataron a seis jóvenes.

Aquel día, los vecinos se despertaron por
la ráfaga de disparos, los gritos y el ruido de las motos. Quienes se asomaron
por ventanas, observaron seis cadáveres en la vía. Todos de jóvenes conocidos.
Al amanecer, la multitud se agolpó. Los familiares gritaban llorando, tratando
de levantar los cuerpos. Los disparos que recibieron en el cráneo fueron
certeros. Dos de ellos murieron acribillados.

«Fue horrible, después de
ese tiroteo nadie pudo dormir tranquilo. Eran muchachos sanos que no merecían
morir así», dijo una mujer en voz baja.

La Vega es una zona que recibió
a muchos extranjeros. Es fácil reconocer a ecuatorianos, peruanos y colombianos.
Se convirtió en una colonia, pero sin ley. «En Colombia no pasa esto. Allá
castigan con la muerte a los asesinos; aquí vivimos aterrados», dijo una dama.

Así como ella, la mayoría comenta lo difícil que es denunciar un hecho.
«Eso no existe en esta zona de Caracas. Quien se atreva a denunciar o a señalar
con el dedo a alguien es castigado. Ni pregunte mucho lo que pasa, solo escuche
y saque conclusiones», explicó una mujer de origen colombiano, con más de 20
años en el país.

Venían de dos fiestas

Cinco jóvenes
estaban reunidos en la casa de Jimmy Duque, de 29 años, en Las Torres.
Compartían tragos y conversaban.

Jonathan Gregorio Mendoza Paredes, de
32 años; Jhon Arteaga, de 21; Luis Enrique González, de 34 años, Darwin Silva,
de 23, y Cleiderman Frank Ruiz, de 18, decidieron irse con Jimmy a una fiesta en
los edificios cercanos. Abordaron cuatro motos y llegaron al lugar. Al parecer,
no les gustó el ambiente y acordaron irse a otro sitio. Esta vez se fueron hacia
San Benito, según algunos comentarios, a comprar más licor. Y en el camino se
toparon con una alcabala de sujetos armados que los sorprendió a tiros. Detrás
de ellos, venían dos motos más rezagadas. En una estaba un joven solo, a quien
se le apagó la moto y se detuvo antes del tiroteo, y en la otra iba una pareja
que se quedó atrás porque la mujer pidió pararse para orinar en la orilla.

«Menos mal y se quedaron atrás; si no, la lista de muertos hubiese sido
mayor. Dios es grande y salvó la vida a esos tres muchachos», comentó una mujer
temblando mientras el Cicpc levantaba los cadáveres y los metía en la furgoneta.

Familias de los asesinados dijeron, entre lágrimas, no comprender la
causa del ataque.

En la morgue de Bello Monte los deudos no quisieron
comentar nada. Solo el papá de Jimmy Duque declaró a los medios que quería
justicia. Su hijo había tenido problemas con un joven, quien era su amigo, pero
que actualmente hasta lo había denunciado en el Cicpc. No especificó el delito.

Esa era una hipótesis de la policía científica para iniciar las
pesquisas. También manejaron versión de la venganza por el crimen de un sujeto,
días antes de la masacre, considerado azote. Lo cierto es que hay un detenido,
capturado en la zona por los investigadores: Jerry Joel Gástelo Guarín, de 18
años, conocido como «El Chino Menor». Le hicieron el Análisis de Traza de
Disparos (ATD) y dio positivo. Aún falta capturar a otros dos. Pero al día
siguiente de la matanza, vecinos hablaban de cuatro hombres que atacaron al
grupo.

Miedo constante

En esa zona no hay módulos
policiales. Tampoco llega la policía a menos que ocurran crímenes o delitos
graves. Los efectivos no suben al barrio pues tienen miedo a ser atacados.
«Estamos desprotegidos y sin poder hacer nada. El que anda por la calle de noche
corre peligro y es su responsabilidad si le pasa algo», dijeron vecinos.

El día anterior a la masacre, dos jóvenes habían sido asesinados allí y
al día siguiente de la matanza mataron a otro. En total fueron nueve asesinatos
en menos de 72 horas.

«En La Vega vivimos con miedo a todo y esperando
un milagro».

En La Vega solo hay espacio para las balas y el terror was last modified: febrero 28th, 2024 by
Salir de la versión móvil