Hablan las heroínas de Amuay: la historia de las bomberas que tuvieron las “botas bien puestas”

   Las mujeres bomberos tuvieron las “botas bien puestas” durante las horas difíciles en el Centro de Refinación Paraguaná (CRP) de Amuay, en el estado Falcón. A esta popular frase que habla de firmeza, entrega y tenacidad, hicieron referencia las integrantes del Cuerpo de Bomberos del municipio Caruribana, uno de los organismos que participó en el rescate de las víctimas y en el combate contra las llamas.

La sargenta Aisha Infante, una de las siete mujeres de este cuerpo, expresó: “Ese días las bomberas tuvimos las botas bien puestas, tuvimos todas a la altura de las exigencias del dramático momento, tanto en las labores que cumplimos en el interior del cuerpo, como las que desempeñamos al frente del lugar de los hechos”.

Señaló que una de las labores que les correspondió cumplir estuvo referida al área de las comunicaciones.

Destacó como clave “el mensaje de tranquilidad y calma que debimos transmitir desde la central telefónica a toda ese pueblo que llamaba desesperado, para saber qué había pasado exactamente o para pedir auxilio”.

Indicó que ésta fue una de las labores aparentemente simple pero clave en un momento de emergencia, que les correspondió asumir a las mujeres de este cuerpo, en las primeras horas críticas del siniestro, cuando todo era confusión y caos.

“Lo primero que decíamos a la gente era que mantuviera la calma, que controlara sus nervios, y que los bomberos teníamos controlada la situación”, expresó Infante, jefe del área de prevención de incendio, de 33 años de edad y con 15 años de servicio en el cuerpo.

Dijo que luego las bomberas “cumplimos nuestro papel en el frente del siniestro, coordinando la logística del operativo, que permitió extinguir, finalmente, el incendio”.

Irma Valdéz, otra de las siete bomberas de este cuerpo, contó que el día del siniestro estaba en su hora de descanso en el interior del cuartel. Ésta se había iniciado a las 9:00 de la noche del viernes y debía regresar a las 6:00 de la mañana. “Cené y me fui a dormir”, recordó.

Dijo que “cuando sucedió la explosión daba la impresión que nos habían lanzado en el cuarto un artefacto explosivo, de esos utilizados en el mes de diciembre. Nos levantamos gritando unas, otros cayeron al piso del susto. Unos salieron corriendo, otros subieron la torre para verificar de dónde provenía la explosión” y agregó “me fui a retomar la central de comunicaciones con mi compañera de turno. No terminábamos de colgar el teléfono cuando sonaba el otro teléfono. Así estuvimos toda la noche, transmitiendo un mensaje de tranquilidad en unos casos y coordinando emergencias referentes al siniestro en otros”.

Resaltó que “fueron horas muy difíciles, pero logramos salir adelante, hombres y mujeres de este cuerpo, entregados con a nuestro trabajo, a nuestro oficio, comprometidos con nuestra ciudad, con nuestro país y con nuestra gente”.