Incertidumbre y temor rondan a los estacionamientos ocupados

    Han transcurrido 29 días desde que 19 estacionamientos de Santa Rosalía y Santa Teresa fueron tomados por la Milicia Bolivariana y ni los propietarios, trabajadores o vecinos han recibido más información sobre el destino de los espacios.

En términos de servicios, la medida ha resultado un desastre: la mayoría de los edificios de la zona carecen de lugares para estacionar y quienes tenían reservados sus puestos, ahora tienen que dejar sus vehículos en la calle.

Las cuadras de la parroquia lucen tranquilas, según los vecinos, porque no todos se han incorporado luego de las vacaciones decembrinas, pero temen que el caos mayor para estacionar inicie en las próximas semanas.

Francesca de Vázquez, habitante del sector desde hace 30 años, ya lo padece. Consiguió un puesto para su vehículo en la avenida Lecuna (a cinco cuadras de su casa), pero si llega después de las 5 de la tarde tiene que tomar un taxi que le cobra 30 bolívares.

«La inseguridad por aquí esta desatada, ni loca camino por ahí de tarde. Algunos días dejé el carro en frente de mi edificio y no pude dormir, me asomaba al mínimo ruido».

La dueña de un negocio de limpieza contó que desde el 15 de diciembre, cuando ocuparon los primeros locales, arreció la aplicación de multas y remolques a los vehículos estacionados en esas cuadras. El desespero de los usuarios llega a tal punto que algunos estacionan en centros comerciales del este (donde siempre consiguen puesto) y luego deben viajar hasta sus hogares.

Los dueños de los negocios están de manos atadas. Algunos, como Freddy Castañeda, trabajaba ayer por terminar el trabajo de mecánica de dos vehículos que quedaron atrapados en el taller desde diciembre. Apenas un mes antes de la toma, había terminado el último detalle de la fachada de su negocio, al que dedicó 13 años de esfuerzo: «Yo compre este terreno siendo un basurero. Aquí construí la casa para mi familia y mi taller. Ahora me lo quitan y tengo un mes sin recibir ingresos, han sido las peores navidades de mi vida».

Como Castañeda, algunos dueños o trabajadores de negocios tenían sus viviendas en los locales, por lo que ayer impidieron el paso a contratistas que acudieron a hacer estudios de suelo. «Aquí están nuestro hogar, no dejaremos pasar a cualquiera», aseguró Erick Zambrano, habitante del estacionamiento Inversiones WJ-10, en cuyos terrenos residen otras tres familias.

Sin embargo, en algunos de los terrenos, los estudios de suelo iniciaron ayer. En el taller y estacionamiento El Gran Atahualpa las perforaciones durarán unos tres días. La información que recibieron los dueños de los locales es que en los espacios construirán viviendas para los damnificados.

Antonio González, consultor jurídico de algunos afectados, aseguró que ayer entregaron un documento en el palacio Blanco, donde solicitan a la Oficina de Proyectos Especiales de Presidencia que se les dé un pago justo por sus propiedades: «Aquí no hay oligarcas, es gente que ha trabajado», dijo.