Juan Manuel Santos se perfila como el nuevo presidente de Colombia

   En la tarde del domingo 30 de mayo, el candidato oficialista Juan Manuel Santos llegó hasta un hotel del norte de Bogotá, escogido como “fortín” para esperar los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales.

Con sus colaboradores más cercanos, su esposa María Clemencia y sus hijos María Antonia, Martín y Esteban, el aspirante se instaló en el quinto piso del hotel. A las cuatro de la tarde se cerraron los comicios y en el hotel decenas de sus seguidores esperaban los cómputos con nerviosismo.

Y no era para menos: daban por descontado que las encuestas no fallarían y que Santos y su más fuerte rival, el independiente Antanas Mockus, terminarían en un empate técnico.

Pero no fue así.

A los pocos minutos, la Registraduría electoral entregó los primeros resultados y Santos, del Partido Social de Unidad Nacional (Partido de la U), empezó a encabezar los resultados en todo el país.

Sin embargo, no le alcanzó para proclamarse presidente en primera vuelta para el período 2010-2014, pues no consiguió más del 50% de los votos. Entre nueve candidatos, Santos obtuvo el 46,5% de los sufragios, y Mockus, 21,5%.

El abanderado del oficialismo dio gracias a Dios, evocó a sus ancestros y no ahorró elogios para quien, según muchos, es el verdadero hacedor de sus votos: el presidente Alvaro Uribe.

“Señor presidente Uribe: este es su triunfo”, enfatizó.

Todo eso pasó hace ya casi 20 días y desde entonces Santos, un economista de 58 años, se ha consolidado en las encuestas como el virtual presidente de Colombia, al contar con amplia ventaja ante Mockus para los comicios para la segunda ronda del domingo.

Casi nadie duda de su victoria, especialmente después del 13 de junio cuando un comando del ejército rescató en la selva a cuatro uniformados que llevaban casi 12 años en poder de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Sin duda, un triunfo político y militar de Uribe y, por extensión, de su heredero Santos. Pero también recibirá las críticas por las adversidades del gobierno saliente, como el escándalo de las muertes de civiles a manos de militares que presentaban a las víctimas como rebeldes o criminales abatidos en combates, en las llamadas “ejecuciones extrajudiciales”.

Santos ha dicho que esa práctica también ocurrió en años pasados y que fue él quien les puso fin y castigó al destituir a 27 militares en 2008 por presuntas omisiones o acciones.

Economista de la Universidad de Kansas y con postgrados también en economía en la Universidad de Harvard, Santos incursionó en la vida pública a los 24 años como representante de Colombia ante la Organización Mundial del Café.

En 1991, en el gobierno de César Gaviria (1990-1994), fundó el Ministerio de Comercio Exterior. Luego, en el cuatrienio del conservador Andrés Pastrana (1998-2002), fue ministro de Hacienda durante dos años. Uribe lo designó como ministro de Defensa en 2006.

Durante casi tres años al frente de la cartera, Santos consiguió los mayores golpes dados a las FARC: desde la incursión en que el ejército, en marzo del 2008, dio de baja a Raúl Reyes, uno de los siete jefes guerrilleros, hasta el rescate a manos del ejército, en julio de aquel año, de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt y de 14 personas.

Si es elegido presidente, Santos deberá enfrentarse a otro dilema: la sombra de Uribe, el mandatario más popular de Colombia en décadas con márgenes superiores al 70%. Y aunque ha dicho que le será fiel a Uribe “hasta la muerte”, sus críticos lo dudan.

“Al presidente Alvaro Uribe le tengo un inmenso respeto y gratitud”, aseguró el candidato en una reciente entrevista con El Tiempo. “Pero Alvaro Uribe es Alvaro Uribe y Juan Manuel Santos es Juan Manuel Santos”.

 AP