«Se que hay algunas importadoras que el gobierno ha sancionado y no pueden despachar. Uno pide tres cajas de un licor y te dan es una», indicó Fernando Costa, dueño de una licoreria en la avenida Fuerzas Armadas.
Ninguno de estos negocios controla la cantidad de cajas o botellas que pueda llevarse un cliente. «No nos conviene», dice Costa, pero sí le preocupa que lleguen los últimos de diciembre y no tenga mercancía suficiente.
«Otra cosa que nos dijeron los que nos venden es que se van de vacaciones. Siempre lo hacían pero nos dejaban abastecidos. Ahora no tenemos», señaló José Goncalves, también dueño de otra licoreria en el centro de Caracas.
Hay incertidumbre entre los dueños de negocios de licor por las fiscalizaciones. «No sabemos nada de eso si nos viene o cuando», dice Miguel Mendez, lo que sí asegura es que «ha bajado la calidad de consumo por los precios».
Una botella de vino que costaba hace meses 300 – 400 bolívares, ahora se consigue en 700 – 900, la Buchanan’s 12 puede costar hasta 2500 bolívares y el angostura usado para preparar cócteles sobrepasa los mil bolívares. «Los clientes se desaniman cuando ven los precios y compran lo más barato», informó Mendez.
Para el comprador la medida de fiscalización en estos comercios es necesaria pero temen que se acaben más rápido las botellas de licor y pasen el año nuevo con agua. «Es necesario y sería bueno una rebaja pero la gente se pondría como loca», dijo Carlos Sánchez. Él estaba comprando whisky «y del bueno porque soy diabético. No puedo beber cualquier cosa». Es taxista y sus clientes le traen botellas de Miami donde se consigue en 40 dólares, según lo que le dicen. «Me la cobran a lo que cuesta legalmente el dólar y pago 250 bolívares», pero señala que los revendedores hacen sus aguinaldos con este negocio.
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