Un grupo de alrededor de 15 jóvenes salieron a una miniteca en el barrio Cardonal Norte con el fin de divertirse. No se esperaban que al salir, esa fiesta terminaría siendo una tragedia. Dos hombres de ascendencia wayuu, que se desplazaban en un bicicleta, abrieron fuego contra el conglomerado hiriendo de muerte a Rodríguez.
Un hermano de la víctima que se encontraba con él lo trasladó al CDI de La Victoria, donde falleció casi cinco horas después de luchar entre la vida y la muerte en una camilla oxidada del centro integral.
Diana Torres no podía sostenerse de pie por el dolor de perder a su hijo. Entre gritos le reclamaba haberse ido; a ella no le gustaba que él saliera a las minitecas. Se extrañó que no le hayan robado nada, ya que piensa que fue un acto de delincuencia.
La mujer besaba y acariciaba su pelo, le pedía que se levantara de la camilla, que se fueran a casa que allá iba a sentirse bien. Casi delirando le hablaba al cadáver, mientras dos moscas rodeaban el cuerpo. “No sabes los hermosos recuerdos que me vas a dejar”, repetía constantemente. Diana le miraba la herida incrédula mientras las lágrimas caían sobre el cuerpo sin vida de su hijo.
Jefferson tenía 18 años, se acababa de graduar de bachiller y estaba esperando ingresar a la universidad para estudiar Diseño Gráfico. Era el segundo de cinco hermanos y residía en el barrio Jesús de Nazareth.
Vía “La Verdad”