En efecto, cuando Alonso Pacheco fundó el caserío de Ciudad Rodrigo de Maracaibo, en 1569, dio a San Sebastián como patrono de sus pobladores, para que los defendiera de las flechas de los indios.
La imagen de San Sebastián permanece custodiada en la Catedral de Maracaibo, y cada 20 de enero se conmemora su festividad, no sólo en Maracaibo sino también en San Cristóbal, estado Táchira, y Roma, donde hay levantada una Basílica en su nombre; así como en Tomares, Lora del Río y Huelva, en España.
Sobre el martirio de San Sebastián
Sebastián era capitán de la guardia en el Palacio Imperial en Roma y había recibido una esmerada educación desde niño. Se dice que entró a la guardia pretoriana para ayudar a los cristianos perseguidos.
Al descubrirse que era cristiano, el emperador Maximino lo colocó ante la disyuntiva de renunciar a su creencia y ser ascendido, o ser degradado y morir atravesado por las flechas de los arqueros. Sebastián declaró que sería seguidor de Cristo hasta el último momento de su vida, por lo que su cuerpo fue entregado a los arqueros, cuyas flechas no lograron atravesarlo.
Fue sometido entonces a garrotazos, y luego fue arrojado a la cloaca, de donde lo sacó una mujer desconocida, quien lo sepultó en una catacumba cercana a la actual Basílica de San Sebastián, en Roma.
San Sebastián es invocado contra las flechas envenenadas, las plagas y enfermedades; y es el santo patrono de arqueros, soldados y atletas.
En Maracaibo, además de pedírsele protección contra las flechas envenenadas de los indios, se le imploró por la salud de sus habitantes durante la epidemia de cólera de finales del siglo XVIII.