El médico alerta sobre las consecuencias de mantener a un enfermo terminal, con psique inestable, en el cargo más importante del país. Dado el silencio gubernamental, su incapacidad de mostrar el diagnóstico firmado por un especialista, podemos asumir como ciertas las declaraciones Navarrete y en el peor de los casos, inferir, que podría estar en fase terminal. Dentro del marco político nacional la salud presidencial genera cuadraturas y abre muchas interrogantes: 1) En lo interno del oficialismo se desato la guerra por la sucesión. Todos los poderes se están cuadrando con su grupo de conveniencia -Maduro, Jaua, Cabello y Rafael Ramírezapostando por una sobrevivencia que les permita mantener el estatus y la impunidad, con la que algunos han construido grandes fortunas.
2) En la Fuerza Armada -ante los graves pronósticos-, el general Rangel Silva y miembros del Alto Mando evalúan la posibilidad de un golpe de Estado. En sus declaraciones a Milenio de México, Navarrete plantea que si fallece el Presidente antes de las elecciones “los militares tendrán que tomar el poder por un tiempo”.
Se trataría de un golpe de Estado que desencadenaría un contragolpe y una cadena de indeseables eventos militares, que darían al traste con las elecciones.
3) Mandos medios de la Fuerza Armada: han surgido facciones en los diferentes componentes para respaldar la Constitución y en caso de desaparición del Presidente, hacer cumplir la ley al pie de la letra. Para evitar cualquier reacción de los capitanes, el Alto Mando redujo drásticamente el número de soldados en los batallones y dejó los parques de armas en manos de los comandantes de unidades.
4) Sociedad civil: aunque sectores en la MUD, se niegan a la posibilidad de una renuncia por incapacidad, en la sociedad civil claman por una junta médica imparcial que evalúe la salud del mandatario y en caso de confirmar el diagnóstico de Navarrete sobre el miosarcoma y los trastornos psiquiátricos que impiden ejercer plenamente la Presidencia, se le exija al mandatario su renuncia inmediata y la ascensión al poder del vicepresidente, Elías Jaua, hasta las elecciones de octubre de 2012, cuando escojamos un nuevo gobierno democrático.