Hawkins, que tenía 61 años, era pastor y fue distinguido con el Grammy.
Junto con su hermano Edwin y otros hemanos y amigos fundó en 1967 los Edwin Hawkins Singers, que dos años más tarde grabaron la ya mítica “O Happy Day”.
Aquellos jóvenes confiaban entonces vender un par de centenares de ejemplares de su disco, que tenía diversas canciones de misa, pero en total se vendieron siete millones de copias y “O Happy Day” se conviritió en un éxito mundial.
Entre tanto, la canción es ya un clásico y tras conquistar en varios países los primeros puestos en las listas de ventas, está considera la primera canción de Gospel que pasó al pop.
Vía DPA