Lo que comenzó como un lujoso viaje en un crucero para pasar unos días de fiesta en las Bahamas se convirtió en una pesadilla para los centenares de pasajeros que iban a bordo del barco.
Se conoció que la naviera ignoró los avisos por la tormenta Grayson y decidieron zarpar, pero el temporal estuvo a punto de desatar la tragedia.
Los pasajeros comenzaron a concentrarse en la zona central del barco cuando sintieron los fuertes bandazos, pero las alarmas saltaron cuando el agua comenzó a filtrarse por todas partes.
Inmediatamente la tripulación intentó evitar que el agua se acumulara en pasillos y salas tratando de tapar cualquier rendija, lo que no evitaba que el crucero se tambaleara como si fuera de papel durante los interminables minutos que navegó inclinado hacia un lado.
Nadie se comunicaba con los pasajeros, que no sabían qué hacer ni dónde ir y que lo único que escuchaban era la fuerza del viento haciendo de las suyas con la embarcación.
Los pasajeros se plantean ahora denunciar a Norwegian Cruise Line por ignorar el peligro al que fueron sometidos.