Penélope Cruz: «Me gustó usar bigotes»

   El director de Piratas del Caribe: Rob Marshall, insistió en una rueda de prensa y luego en exclusiva: «Cuando creé este personaje llamado Angélica Barbanegra, pensé: ¡Qué difícil! ¿Quién podrá ocupar ese lugar e ir codo a codo con Johnny Depp? ¿Quién podrá encajar con él en términos de humor, sex appeal y carisma? Y honestamente no se me ocurrió nadie más. Sólo Penélope».

Cuenta Marshall que se reunió con ella y con el productor ejecutivo John De Luca en un restaurante de Londres para proponerle la idea. Comieron y luego pusieron la oferta sobre la mesa. «Cuando quise saber si le gustaría ser la pirata, saltó de la silla y me dijo: `¿Por qué no me preguntaste antes?, ¿por qué esperaste hasta el postre?’. Estaba muy emocionada porque quería algo fresco, diferente».

Desde que Penélope Cruz se sienta frente a un grupo de reporteros en el primer piso del hotel The Montage de Beverly Hills comienza a quejarse del frío. «¡Dios mío! Apenas llega algo de sol a California, ponen full el aire acondicionado. Estuve enferma hasta hace tres días y creo que recaeré», expresa la actriz, que luce un vestido azul celeste del francés Roland Mouret.

El personal de Disney lo advirtió: «Sólo preguntas relacionadas con la película, por favor», y se encargó de recordarlo con la severidad de una matrona británica cada vez que alguna interrogante apuntaba a su relación con Javier Bardem o su bebé, Leonardo.

«Lo único que diré al respecto es que estoy muy feliz», afirma la intérprete, que el 28 de abril celebró su 37 cumpleaños ­y se quemó el cabello con las velas­.

Hablaba todo en inglés, con su forzosa pronunciación. Sólo recurrió al castellano cuando trató de explicar que en su familia siempre se le consideró una persona «mandona».

«¿Rebelde? Sí. Me dijeron desde pequeña que era muy rebelde. ¿Mentirosa? No. No soy buena diciendo mentiras. Pero Angélica ­su personaje en Piratas del Caribe­ es una gran mentirosa y eso fue muy divertido de llevar a la pantalla».

En el filme llega disfrazada del capitán Jack Sparrow, pero la osada impostora se encontrará de inmediato con el verdadero, interpretado por Johnny Depp.

«Me gustó usar bigotes. Me los dejaba todo el día y caminaba con ellos por el set», dice entre risas. «Algunas veces tenía mi propia ropa, porque ya me había cambiado, y olvidaba que los tenía puestos. Me preguntaba por qué se reían de mí, sin motivo aparente, mientras yo hablaba con mucha seriedad sobre algún tema».

Con Marshall había compartido en el musical Nine (2009), protagonizado por Daniel Day Lewis, y con Depp, en Blow (2001). Por eso, cuando le propusieron trabajar en el filme no lo dudó un instante.

«Dije que sí de una vez, al ver que aceptar el papel significaba trabajar con Johnny y Rob de nuevo. El guión lo leí después.

Eso habla de cuántas ganas tenía de trabajar con ellos», indica la española que ha logrado llevar adelante una carrera constante a ambos lados del océano.

Sobre las diferencias del trabajo en Hollywood y en filmes de Pedro Almodóvar ­por ejemplo­ no profundiza, pero sí manifiesta ciertas inquietudes: «Es raro ser parte del mundo de los piratas y ser capaz de ver cómo se hacen estas películas desde adentro. No es la clase de filmes que he hecho antes. Es gigantesca, pero con una historia y unos personajes interesantes. Así que tiene de las dos cosas. Fue una gran oportunidad para mí, fue como estar en Disneylandia».

Cuando estaba por comenzar el rodaje, Cruz reveló su embarazo, por lo que Marshall y su equipo se vieron en la necesidad de ajustar las agendas de tal modo que sus escenas más agitadas se hicieran al principio: «Todos me protegían, me ayudaban mucho. Claro, nunca hicimos nada peligroso.

Siempre me sentí segura y tranquila. Esos gestos que tuvieron conmigo, especialmente en esa circunstancia tan especial, no los voy a olvidar nunca».

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