Que empiecen los Playoffs

  Un reguero de maletas llenó el clubhouse de los Tigres en el Comerica Park. Bateras, portatrajes, maletines y grandes containers fueron pasando del camerino hacia el camión 350 que aguardaba en la puerta del vestuario, la noche del miércoles, mientras Miguel Cabrera celebraba discretamente la conquista de su título de bateo.

Los felinos hicieron su equipaje y viajaron a Nueva York, para el inicio de los playoffs.

Hoy, a las 8:07 pm de Venezuela, Austin Jackson verá el primer envío de CC Sabathia y todos en Detroit buscarán vencer a los Yanquis, sabedores de que si hay una escuadra con posibilidades de superar a los favoritos, es esta.

«Tenemos la mejor arma, que es el pitcheo», explicó Víctor Martínez, figura central del lineup bengalí. «Y hacemos las jugadas de rutina. Y tenemos buena ofensiva».

Martínez cerró con tres hits una de las mejores cosechas de su carrera. Termina el año con .330 de average, el más alto de su vida, y 103 compañeros llevados a casa, su tercera ocasión con un centenar. Impuso un tope personal de 40 dobles y su OPS ajustado de 132, el más elevado de su historial, clama que sólo las enormes dimensiones del Comerica Park disimulan unas cifras que en otro estadio hubieran sido aún mejores.

«Soy el mismo bateador de antes», aseguró el guayanés.

«No cambié mi manera de trabajar, aunque como fue mi primera vez como designado, debí mantenerme más tiempo en el gimnasio y hacer ejercicios de cardio, para mantenerme en condiciones antes de salir a batear».

Martínez formó, junto con Cabrera, un tándem peligroso que Sabathia y el resto de la rotación neoyorquina –dudosa rotación, por lo demás-deberá amansar, si pretende domar a estos Tigres en alza, que cuentan con el as Justin Verlander y Doug Fister para silenciar los peligrosos bates de los bombarderos durante los encuentros en la Gran Manzana.

Pero los campeones de la división central de la Liga Americana son mucho más que dos brazos y dos maderos. La alineación es más compacta que hace un año, y Johnny Peralta, Al Avila, los recién llegados Delmon Young y Wilson Betemit, y ahora parece que también Magglio Ordóñez, con su cadena de 18 juegos seguidos con hit, forman un grupo que bien puede triunfar.

«Este equipo es una familia», subrayó Martínez. «En el clubhouse estamos relajados y eso lo llevamos al terreno».

Ha sido un campeonato de transición para el nativo de Ciudad Bolívar. Pero está contento con su decisión de firmar con Detroit y aceptar un cambio de rol.

«Claro que he extrañado quechar y estar en el terreno», admitió. «El receptor está metido en la guerra, pendiente de todo, pitcheo a pitcheo. Pero sabía a lo que venía y la posición de catcher me exigía mucho, físicamente».

Haberse convertido en designado le ha permitido sacar mayor provecho a su habilidad natural con el madero. Y ha masacrado a los serpentineros cada vez que los contrarios le dan un boleto a Cabrera.

«Todo el tiempo voy a ser un out difícil», advirtió el bolivarense. «Voy al home con esa mentalidad, a pelear todos los turnos. No importa si hay gente en base o no. Si regalas un turno, esa puede ser la diferencia entre batear .298 o .300, entre ganar un partido o no».

Y ya está visto lo que piensa Martínez sobre ganar.

Los sorprendentes Rays visitarán a los Rangers hoy, a las 4:37 pm de Venezuela, dando inicio oficial a la postemporada. Mañana entrarán en acción los cuatro equipos de la Liga Nacional. Y el modo en que terminó la eliminatoria es una campanada para los favoritos: que se cuiden los Yanquis, avisó V-Mart.

«Dicen que jugamos muchas veces contra equipos bajo .500, pero no dicen que a Cleveland lo agarramos por arriba de .500 y lo bajamos, o que le quitamos tres de cuatro a los Rays en Tampa Bay», recordó Martínez. «Ese fue el momento en que nos separamos del lote. Si hubiésemos flaqueado, no habríamos llegado tan lejos».

Los Yanquis son los favoritos en las apuestas, pero eso parece no importar a los Tigres.

«Podemos ganar la Serie Mundial», aseguró Martínez. En ese equipaje que embalaron el miércoles están las armas para dar la sorpresa.