Hace 34 años, un día como hoy, la prensa venezolana tituló “Murió Renny”, el número uno de la televisión venezolana. Este locutor, empresario, político y profundo amante de su país, dejó un legado difícil de igualar; además de ser longevo ejemplo para las nuevas generaciones de presentadores.
Reinaldo José Ottolina Pinto decidió competir por la Presidencia de la República y, estando en campaña, el 16 de marzo de 1978 emprendió un viaje en una avioneta Cessna C-310 junto a Ciro Medina, Luis Duque, César Oropeza y Carlos Olavarría, rumbo a Nueva Esparta para una reunión política. Sólo seis minutos después de haber despegado, se estrellaron muy cerca del pico Naiguatá en El Ávila: no hubo sobrevivientes.
Los cuerpos no se encontraron sino hasta el 20 de marzo. Venezuela soltó una lágrima y el mundo del audiovisual se encintó en luto para guardar respeto a quien transformó la televisión.
Tras su muerte se levantaron voces de saboteo y complot, pues era candidato presidencial por su partido Movimiento de Integridad Nacional, los rumores decían que el accidente habría sido un mandato de su entonces contrincante, Carlos Andrés Pérez.
Renny fue un opositor activo del personaje antes mencionado. Se dedicó a la política al ser vetado en los medios de comunicación por no aceptar el contrato de Rctv, ya que a su juicio, no podía expresarse como quisiera. “Quien te pasa el cheque por la nariz manda, o te quita el cheque, por eso es que yo hablo como quiero, a mi nadie me pasa el cheque por la nariz”.
Creaba conciencia a través de la pantalla enseñando a los ciudadanos a cuidar a Venezuela con los ideales de Bolívar. “El país es medible. La patria es del tamaño del corazón de quien la quiere“.
Odiado por muchos, querido por otros, Ottolina marcó una época, hizo historia y quedó en los corazones de abuelos y padres de hoy. Una vez dijo: “yo llegué a ser número uno por mis méritos, no por un carnet”.