“Yo no tenía televisión en la prisión, ni posibilidades que me llevaran una transmisión de un programa de televisión ni de radio, por eso le doy las gracias a los medios de comunicación que siempre me apoyaron en los momentos difíciles”, señaló.
Asimismo, indicó que no tuvo privilegios en su estadía en la penitenciaria de Yare, “Yo no tuve condiciones privilegiadas, a mi me encerraban en un calabozo de 3 metros de ancho y de metros de largo, con una letrina sin luz, no contaba con televisión, ni radio, estaba rodeado de delincuentes comunes que, por cierto, son seres humanos igual que todos nosotros”.
En ese orden de ideas aseguró que aprendió “mucho estando en la cárcel, pude conversar con más de uno de esos presos que me acompañaban, preocupados por sus hijos, me contaban sus vivencias y sus problemas. Esos dramas que uno tenía que vivir tan lejos de su familia”.
Al consultarle sobre el tipo de alimentación que le proporcionaban en esa prisión dijo que, “yo comía una arepa fría, con un jamón en estado de putrefacción, al mediodía nos daban una carne que no estaba bien sazonada, parecía una carne de décima o de novena calidad”
Para finalizar, expresó que próximamente escribirá un libro donde dará a conocer que no existe humanización en la cárcel de Yare.