Texto: N. Canaán / Fotos: M. Marín y N. Canaán / Panorama.com.ve
Acompañado por sus ocho bailarines, el astro latino del momento se devoró el escenario. Lo recorrió a lo largo y ancho y bajo el reflejo de unas luces azules prosiguió su recital despertando el alboroto de las localidades “golden”, donde no faltaron los empujones y la evidente pérdida de glamur. Las chicas no dudaron en subirse a las sillas con sus tacones de 10 centímetros y brincar al son de cada interpretación.
“Vuelve” fue el sencillo que frenó la euforia para darle paso al romanticismo. La balada, escrita por Franco De Vita, trasladó a los presentes a la época en la que Ricky intentaba colarse en el mercado estadounidense. Los teléfonos celulares parecían luciérnagas alumbrando un “Palacio” completamente lleno.
“¡Que bellooo!” gritaban a todo pulmón jovencitas, señoras y chicos, mientras Ricky, exclamó: “Maracaibo, qué hermoso regresar aquí”, para luego cantar La vida loca, desbordando sensualidad en cada paso que dio por la tarima. “She bangs” y “Shake your bon bon” integraron el repertorio del artista, que sudó al extremo el calor de nuestra ciudad.
Un popurrí de sus primeros éxitos lo trajeron de nuevo al romanticismo. Fuego contra fuego, Eres el amor de mi vida y Te extraño le siguieron a un show más modesto en comparación al ofrecido en Brasil o México, donde había una plataforma subterránea. Esta vez, por cuestiones de espacio, no se pudo ver toda la dimensión del tour Música+Alma+Sexo, sin embargo, el sabor de boca que dejó entre sus fanáticos fue tan dulce como la diversión y tan picante como el erotismo que marcó de principió a fin el espectáculo más esperado del año en Maracaibo.
Pasadas las 10:00 de la noche, un Ricky Martin vestido de blanco se apareció en la gran estructura metálica para poner a gozar a todos con “La bomba”, “Pégate un poco más” y “Para arriba, para abajo”.
“Esas sonrisas, esas miradas, nunca dejen de sonreír”, le dijo Martin a una multitud ansiosa de más, cuya mejor recompensa fue “La copa de la vida”.
Después de una falsa despedida, el puertorriqueño prosiguió con “Lo mejor de mi vida eres tú”, dando fin a una hora con cuarenta y cinco minutos de show. Su mensaje de reflexión: “Yo tengo los mismos derechos que tú tienes… No pido ni más, ni menos, solo los mismos derechos. Paz y amor”.
Ricky Martin abandonó su “trono” en medio de elogios. Tal y como dijo comienzo, entregó su piel, su alma, su sexo…
Tras concluir el show, partió a su natal Puerto Rico, de donde saldría hacia Panamá, para continuar su gira mundial.