Roberto Alomar espera su ingreso al Salón de la Fama


3   Hace un año, Roberto Alomar creyó que su ingreso al Salón de la Fama estaba garantizado e invitó a las cámaras a su casa de Nueva York para enterarse de los resultados de la votación.

Todo terminó en una inmensa decepción, con su hijito Roberto llorando en su rezago.

Después del fiasco, al quedarse corto por unos escasos votos, el puertorriqueño que marcó una época en su carrera como intermedista espera que su segunda oportunidad sea la buena.

Alomar no ha dado entrevistas y el miércoles aguardará la noticia con discresión en el estadio de los Azulejos de Toronto, el club en el que ganó la Serie Mundial en forma consecutiva en 1992-93.

“Ojalá que pueda entrar, se lo merece”, dijo Santos, el hermano mayor de Alomar, a la página oficial de las Grandes Ligas en Internet.

Por haber estado tan cerca de la cifra mágica el año pasado, la expectativa es que Alomar y Bert Blyleven ahora sí recibirán el llamado afirmativo para la cita de exaltación al templo de los inmortales en Cooperstown.

Pero Alomar era considerado como carta fija para ingresar en el primer intento y muchos reaccionaron perplejos cuando por ocho votos no logró alcanzar el 75% mínimo necesario de los votos de los miembros de la Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica.

Alomar obtuvo 397 votos (73,7, la mayor cantidad para un candidato que no salió elegido en su primer año.

Blyleven, el pitcher holandés con su barba bien delineada y una curva de embrujo, sacó 400 votos (74,2. Sólo le faltaron cinco votos.

Si sale electo, Alomar acompañará a Pat Gillick en la ceremonia de ingreso el próximo 24 de julio. Gillick, quien el mes pasado fue elegido por el Comité de Veteranos, fue el gestor del canje que facilitó la llegada de Alomar a Toronto.

“Se lo merece totalmente”, comentó Gillick sobre las credenciales de Alomar. “Probablemente es el mejor segunda base que he visto, uno completo tanto en defensa como en ofensiva, en los últimos 20 años”.

“Estuvo tan cerca el año y espero que así lo conseguirá. Sería una gran emoción que ambos pudiésemos entrar al mismo tiempo”, añadió Gillick.

¿Y por qué no entró en su primer año?

La explicación que más crédito recibe es que un sector de votantes le pasó la factura por el tristemente célebre episodio de 1996 en el que escupió al umpire John Hirschbeck.

Ambos se reconciliaron posteriormente y el propio Hirschbeck ha hecho campaña a favor de Alomar para el Salón de la Fama.

En cuanto a números, no hay discusión. Alomar acudió a 12 Juegos de Estrellas en una brillante carrera que abarcó 17 temporadas. Se retiró con un promedio al bate de .300, 2,724 hits, 210 jonrones, 474 robos y 10 Guantes de Oro a la excelencia defensiva.

Para el béisbol de Puerto Rico, la elección de Alomar asegurará la presencia de dos miembros vivientes en Cooperstown, uniéndose a Orlando Cepada. El otro boricua es el extinto Roberto Clemente.

En su penúltimo año de elegibilidad, Blyleven también aguardará la noticia en privado, alejado de la prensa en su casa en Fort Myers, Florida.

A Blyleven la ha costado cruzar la barrera porque sus detractores consideran que nunca fue un pitcher dominante al retirarse con una marca de 287-250 y 3.31 de efectividad. Pero de por vida aparece quinto en ponches (3.701), noveno en blanqueadas (60) y 14to en innings lanzados (4.970).

La otra parte llamativa de la votación del miércoles será repasar los totales conseguidos por el cubano Rafael Palmeiro, Jeff Bagwell, Mark McGwire y el puertorriqueño Juan González, todos marcados por la sospecha del uso de esteroides.

Se dice que cualquiera que supera los 3.000 hits, 500 jonrones o gana 300 juegos tiene el pasaporte visado para el Salón de la Fama.

Palmeiro conectó 539 jonrones y acumuló 3.020 hits. Willie Mays, Hank Aaron y Eddie Murray son los únicos tres bateadores que en el pasado rebasaron el hito del 3.000-500 y fueron electos en su primer año.

En vez de estar redactando su discurso de aceptación, Palmeiro está ocupado defendiendo su reputación, que se arruinó cuando en 2005 dio positivo por un esteroide apenas tres semanas después de haber alcanzado los 3.000 hits.

“Yo dije la verdad en ese momento, y estoy diciendo la verdad ahora”, declaró Palmeiro la semana pasada a la revista Sports Illustrated. “No tengo más nada que decir. Nunca consumí esteroides. No voy a convencer a la gente que cree que usé esteroides de manera intencional. Pero espero que los votantes sabrán juzgar en forma justa y no se dejen llevar por un error”.




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