Lo primero es elegir bien el café, de buena calidad y de grano recién molido. En las ciudades latinoamericanas suele haber varias cafeterías que venden sus mezclas de granos especiales. Guárdelo en un recipiente hermético en un lugar fresco, así no perderá ni su aroma ni su sabor.
Vierta el café molido en la cafetera. Utilice filtros de acero, la mayoría de filtros de papel liberan blanqueadores, cloro y tintes que pueden producir un sabor amargo.
Utilice agua recién hervida. El café se compone de un 98% de agua, por lo que su calidad afectará al sabor. Utilice una cucharada de café por taza que vaya preparar, aunque puede ajustar la cantidad de acuerdo a su gusto. Agréguele azucar o edulcorante y disfrute.