El sol de mediodía favorecía a las chicas para cumplir con la misión de obtener un bonito bronceado, mientras que la brisa dejaba que algunos niños volaran papagayos y las olas eran visitadas por pequeños y adultos. Sin llegar al lleno de los fines de semana, las playas litoralenses siguen siendo un destino visitado a diario por muchos caraqueños o residentes del interior del país.
Poco importan las fallas que puedan existir en transporte público para retornar al litoral, o los abusos de ciertos conductores y mucho menos si la playa pertenece a la lista de 21 zonas costeras aptas anunciadas por el Ministerio del Ambiente para esta temporada vacacional. Lo resaltante es pasar un día distinto y relajado.
«A lo mejor es algo de costumbre. A mí me traían a diario a las playas de Vargas de chamo, ahora yo traigo a los míos. Esta cerca, en semana se hace mucha menos cola que para Higuerote y los niños, que son lo realmente importante, pues están de vacaciones escolares, la pasan bien. Los trajimos la semana pasada y bajamos martes y jueves, y nos resultó, así que esta semana decidimos repetirlo», apunta David González, residente de La Pastora, quien estaba en playa Caribe.
Muchos de los que ayer estaban en las costas litoralenses aplicaban la fórmula expuesta por González: visitar la playa e irse luego a su hogar.
«Planear unas vacaciones que duren un mes es imposible para alguien de clase media en este país. Pasamos una semana en Mérida y regresamos, pero los muchachos en el apartamento se aburren, así que venir a la playa es una opción válida y con ventajas. Nosotros acostumbramos venir temprano e iniciar el retorno a una hora atípica para evitar la cola en la autopista. Además por la cercanía te permite traer tu comida y bebida, lo que abarata la salida», agrega la docente Zulay Gómez, de El Paraíso.
Mal tiempo
La costa fue llenándose poco a poco y pasadas las 2 p.m. las nubes tomaron los espacios de los rayos solares y 45 minutos después empezó a llover. Y los que disfrutaban de la playa comenzaron a salir en estampida.
«El enemigo que hemos tenido en esta temporada vacacional, además de la crisis, ha sido el clima cambiante que hemos tenido que enfrentar desde hace un mes. Estamos en pleno verano y casi todos los días llueve, o hace mucha brisa y el mar luce picado, eso hace que los caraqueños se quieran ir temprano, porque Vargas no tiene muy buenos antecedentes con las lluvias», comenta Doris de Prieto comerciante de Camurí Chico.
Los comerciantes aseguran que los temporadistas que visitan los fines de semana Vargas son los que realmente invierten en comida y bebida. «La temporada no ha sido fabulosa, pero los fines de semana uno les saca provecho. Hemos intentado mantener precios solidarios, pero el incremento de los alimentos nos hace imposible cumplir a cabalidad el objetivo», indica Néstor Brito, quien labora en Bahía de Los Niños.
Nadeska Noriega Ávila
ESPECIAL EL UNIVERSAL