El examen consiste en un cuestionario que padres y madres pueden completar en la sala de espera del pediatra y ayudaría, algún día, en el diagnóstico temprano de los trastornos en el espectro del autismo.
«La prueba de detección también responderá más temprano a las preocupaciones que los padres y las madres tienen acerca de posibles síntomas en sus niños«, señaló Thomas Insel, director del Instituto Nacional de Salud Mental.
La identificación de los trastornos relacionados con el autismo en una edad temprana permite que se empiece más pronto el tratamiento de los niños, lo cual mejora enormemente su desarrollo y aprendizaje más adelante.
Sin embargo son muchos los estudios que evidencian una demora significativa entre la primera vez que los padres dan cuenta de sus preocupaciones acerca del comportamiento de su hijo y un eventual diagnóstico de la enfermedad.
Algunos niños no tienen un diagnóstico hasta que ya han comenzado a acudir a la escuela.
Según el Centro para Control de Enfermedades la prevalencia del trastorno de autismo en EE.UU. es de aproximadamente de 1 en cada 150 niños y el riesgo es tres a cuatro veces mayor entre los varones que entre las niñas.
Dada la necesidad de mejorar la detección temprana de estos trastornos Karen Pierce, de la Universidad de California, y sus colegas establecieron una red de 137 pediatras en el Condado de San Diego (California).
Después de un seminario educativo de una hora, los pediatras examinaron a todos sus pacientes de un año de edad, saludables, usando un cuestionario especial.
El cuestionario -titulado Lista de Verificación en Perfil de Desarrollo de Comunicación y Comportamiento Simbólico para infantes y niños pequeños– detecta el trastorno del autismo, las demoras de lenguaje, y el atraso en el desarrollo.
También pregunta a quienes cuidan y crían a los niños acerca del uso que hace de las miradas fijas, los sonidos, palabras, gestos y objetos y otras formas de comunicación adecuada a su edad.
Cada niño que no pasó el examen fue referido para más pruebas y otra evaluación cada seis meses hasta los 3 años de edad.
De los 10.479 infantes examinados, a 32 se les identificó con trastornos relacionados con autismo.