“Me tiré al mar y nadé unos 60 metros porque no quedaban botes salvavidas”, dijo a los periodistas la jueza María Inés Lona al llegar al aeropuerto internacional de Ezeiza (32 km al sur de Buenos Aires) junto a la mayoría de los 18 argentinos que viajaban en el crucero y sobrevivieron, incluidas sus dos hijas.
“Nos dijeron que nos tiráramos al mar porque se habían ido todos los botes y no volvieron. Eramos 80 personas abandonadas. Me lancé desde dos metros, nadé 60 metros y llegué al peñasco más cercano. Sólo a la hora vinieron a buscarme”, dijo Lona quien viajaba acompañada de dos hijas, una de ellas discapacitada.
Al llegar al peñasco, la mujer dijo que pensó: “¡Caramba, esto es como el Titanic!”.
La mujer responsabilizó al detenido capitán del crucero, Franceso Schettino, por el choque del crucero con un escollo la noche del viernes frente a la isla de Giglio, que dejó seis muertos, unos 60 heridos y 15 desaparecidos.
“Pasajeros que estaban hace días en el buque dijeron que estaba enfiestado (de juerga), que se la pasaba con mujeres y tomando”, afirmó la magistrada.
La mujer señaló que “lo del capitán fue de terror (muy criticable)” y dijo no haber no haber visto a oficiales de la tripulación durante la evacuación y sí a personal de menor rango.
“No tengan la menor duda”, respondió la jueza a los periodistas cuando fue consultada si iniciaría una demanda como damnificada por el accidente del crucero en el que viajaban 4.229 personas, incluidas más de 3.200 turistas de 60 nacionalidades y un millar de miembros de la tripulación.
Afp