Venezuela: De la Mentira de comer Perrarina a la Verdad de comer Basura

familias comiendo de la basura, Maracaibo

Venezuela: De la Mentira de comer Perrarina a la Verdad de comer Basura

El cuento de la Perrarina

Hace años, a principios de los años ´90, precisamente en 1990, una revista publicó una nota llamada «Gente que come Perrarina» donde aseguraba que la inflación era tal que la gente comía Perrarina, una marca de comida para perros popular, cuyo único basamento era el supuesto testimonio de un bodeguero en un barrio caraqueño que decía que subía la venta del alimento para perros pero los compradores no tenían perro, eso fue suficiente para «viralizar» una de las mentiras más grandes dichas por los «socialistas del siglo xxi».

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Por aquel entonces un saco de alimento para perros costaba 157,6 Bs y un kilo de carne de res Bs 150, el de pollo Bs 72,  arroz Bs 23, las caraotas Bs 55 y el de harina de maíz Bs 25, de acuerdo a publicaciones de ese mismo año. Por lo que le salen automáticamente patas cortas a la mentira… en ningún momento un pobre de ese entonces pensaría en comprar el mencionado alimento para mascotas.

Que si bien, las cifras (que no se ocultaban como ahora), de inflación, PIB, tasas de interés, desnutrición,  y en general la de pobreza, no eran lo que el venezolano merecería para sí, no se comparan con los abismales indicadores que llegan vía Asamblea Nacional, investigadores sobre la pobreza, ONGs y Empresa privada, ya que el ejecutivo nacional mantiene bloqueadas las informaciones al respecto.

 

Sucedió que al final del primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, la mala gestión populista, la nacionalización adelantada del Petróleo, la política de pleno empleo que nos mostró casos de empleos superfluos como los de «asistente de ascensorista», el otorgamiento de créditos sin retorno, entre otras cosas llevaron al siguiente gobierno, el de Luis Herrera Campins a devaluar el Bolívar, nuestra moneda de uso legal, de 4,30 Bs por Dólar a 7,5 Bs. por Dólar (viernes 18 de febrero de 1983), pero además se continuó con el populismo sin ajustar las cuentas y las realidades económicas como el resto del mundo, estableciendo ese antro de corrupción llamado RECADI , que «disparó» la divisa a 14,50 Bs por Dólar y nunca paró de subir, ya por el entonces era el gebernante Lusinchi.

RECADI, fue del 28 de febrero de 1983 al 10 de febrero de 1989,  el control de cambio más largo hasta la fecha, solo el actual lo supera en vigencia, rigurosidad y corrupción (recordemos los casos de las empresas de maletín denunciados por Giordani y los funcionarios corruptos de CADIVI que confesaron registrar estos entes fantasmas).

La causa de esta situación fue la caída de los precios del petróleo y el no prepararse para ello, no se aprovechó en lo más mínimo la «crisis del petróleo del Golfo Pérsico» de los ´70, sino que, como dijimos anteriormente el populismo hizo de las suyas, estableciendo un esquema de «chantaje político» de «presunto bienestar a cambio del voto», mismo que se mantiene hasta la fecha.

Sin importar lo que pretendieron hacer en su momento los políticos de ese entonces, dentro de la esfera de sus ideas populistas la situación inflacionaria nunca paró, disparándose la moneda en 251,50% en el año 2003, con la llegada del socialismo o populismo del siglo xxi.

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La verdad de las familias comiendo de la basura

En la actualidad las cifras e indicadores económicos y sociales o se esconden o se prohíben,  al estilo Robert Mugabe quien lleva casi 40 años como dictador de Zimbabue, y que al llegar la inflación de su país a varios trillones por ciento, decretó que la misma no existía.

Aquí en Venezuela hemos visto como decretan leyes cambiarias impositivas donde se prohíbe realizar transacciones en moneda extranjera (solo para los tontos), también se prohíbe publicar el precio de la divisa cotizada en el mercado negro, hasta se prohíbe hacer público el precio de un vehículo usado en venta.

Hemos visto como se dice que la inflación no existe o es simulada, pero cuando vamos a una panadería lo primero que vemos es el letrero de: NO HAY PAN , aunque si los ciudadanos lo consiguen dejan en una sola compra gran parte de su sueldo, los precios varian de hora a hora, la especulación se da con impunidad, los artículos regulados que están prohibidos por ley venderlos en la calle, aparecen como montañas de miseria humana que negocia con el hambre y la salud de las personas, pues tambien los medicamentos son «bachaqueados»,…

Y es que la situación es peor que Zimbabue, porque, con una inflación de varios puntos porcentuales al día, al acabar con las estructuras productivas y limitar el acceso a las divisas a los verdaderos productores, los alimentos e insumos que la población requiere desaparecieron de los anaqueles, surgiendo negocios de hambre como la importación de productos colombianos, brasileños o mexicanos (MexiClap), unos a tasa variable del mercado negro y otros mediante dólares preferenciales.

Con estos últimos pretenden que una familia coma cada 3 meses (o 6) los exiguos y de mala calidad alimentos que llegan en una caja que ha sido abierta y remendada varias veces desde sale de su origen, esto empuja la miseria a niveles astronómicos, los niños van a la escuela (los que asisten) sin desayunar y al llegar no tienen almuerzo, y muchos tampoco cena.

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En la actualidad muchas veces se ha denunciado la realidad de las familias venezolanas comiendo de la basura, ya no es solo un indigente que pide a las afuera de un banco o panadería, ni un niño de la calle que pide en los semáforos (recuerdan quien dijo que en 1 año no habría más niños de la calle?).

Hay quienes lo niegan pero las encuestas arrojan cifras alarmantes, indicando que prácticamente toda la población (salvo el 0.1% que representan los nuevos ricos), está pasando algún tipo de necesidad, desde bajar el consumo de proteínas a la realidad que vemos en la calle de las personas comiendo los restos podridos que encuentran en la basura.

Mientras el país no abandone las políticas populistas el ciclo se seguirá dando, así como en los 70 ocurrió la primera crisis del petroleo, hace pocos años la segunda, ambas dieron las vacas gordas al estado y lo que hicieron fue dilapidarlo y robar en ambas ocasiones, sea cual sea la dirección política que gobierne, debe abandonar el control de cambio, eliminar las leyes cambiaria, dar incentivos para restablecer la producción nacional, devolver lo expropiado, realizar asociaciones estratégicas con empresas multinacionales para generar empleo, fomentar la creación de empresas y proteger la propiedad privada y pedir ayuda financiera y humanitaria a los entes multinacionales de los cuales Venezuela forma parte.

Por: Ing. R.Aleman




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