VERDADES Y RUMORES: ¿La insensatez no tiene límites?
Se ha detenido usted estimado lector a analizar la situación venezolana partiendo de un simple ejercicio de observación de los gestos, la mirada y el comportamiento de la mayoría de la población. No se mire usted en un espejo, vea a los demás y se dará cuenta del profundo daño que la insensatez le ha hecho a nuestro país.
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La insensatez se pone de bulto cuando se niega el ingreso de ayuda humanitaria internacional en materia de alimentos y medicinas, alegando que detrás de eso se esconde una invasión o aquel desdeñable argumento que Venezuela puede alimentar a varias naciones.
La insensatez resalta cuando se niega el traslado de 130 niños que viajarían a Lima, Perú, para reunirse con sus padres ya que la crisis los separó y algunos son víctimas de la persecución que ha generado presos políticos y decenas de exiliados en otras naciones.
La insensatez se palpa cuando la hiperinflación acaba con el devaluado ingreso de los venezolanos, pero se mantiene la misma receta que nos trajo al borde del abismo: controles y más controles. Y además se niega la existencia de un problema que todos sienten en el bolsillo propio.
La insensatez oscurece el panorama cuando se niega el peligro que más de 300 mil niños venezolanos puedan morir de hambre, pero además no hay programas que busquen atacar el problema en su presente y trate de prevenir las secuelas a futuro.
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La insensatez se desborda cuando la política de distribución de alimentos se limita a una caja con porciones pequeñas de comida, que además de llegar con una frecuencia muy espaciada, tampoco es una solución a las carencias de alimentación de la mayoría de los venezolanos.
La insensatez explota cuando por años protegieron a la corrupción y ahora la castigan con fines meramente de venganza política. Esa impunidad permeó a los estratos más bajos de la sociedad y eso evidencia que la corrupción ahora si terminó de convertirse en un problema estructural.
La insensatez permite que un país rico en petróleo, no tenga suficiente combustible para atender las necesidades de su propio mercado interno.
La insensatez se evidencia cuando se niega la existencia de la crisis, pero se usan sus efectos como mecanismos de control político y social.
La insensatez abunda en una nación que se cae a pedazos, pero en la cual los insensatos persisten en sus objetivos de destruir todo con el único fin de no abandonar el poder.
¿Tiene límites la insensatez en Venezuela?
Ojalá aparezca la sensatez.
@VerdadesRumores