La Magia Negra hace de las suyas:Profanación de tumbas a la orden del día


Entrar a un cementerio es percibir dolor en cada esquina. Sin embargo, hay quienes transforman la tristeza en recuerdo cuando visitan las tumbas de sus seres queridos: las limpian e intentan adornarlas con flores.

En el cementerio de las Clavellinas, ubicado en la ciudad de Guarenas, el panorama es desolador. Pareciera un lugar devastado. Se ven ratas e insectos, y la humedad y el monte “desfiguran” las tumbas.

Pero además, a quien se le pregunta por ese cementerio ubicado al lado de un barrio, responderá con una historia sobre lo peligroso que es estar ahí. La realidad de la que no escapa todo el país.

Como parte del drama de la inseguridad, ha aumentado la profanación de tumbas. El cementerio de Las Clavellinas se unió a los camposantos que exhiben sus sepulcros abiertos.

“Sentí desesperación, lloré, me dio rabia”, expresó Jhoneiderlin Barrera Márquez cuando junto con su abuelo llegaron a visitar la tumba de su papá y la encontraron abierta.

Barrera explicó que meses atrás había hablado con su abuelo de sacar el cuerpo de su papá (Jhonny Alberto Barrera Padrón) del lugar. “Tenía miedo de llegar y encontrarme con que no estuviera. Da impotencia, a quién le podía reclamar. Se lo llevaron y no podía hacer nada”, exclamó.

La visita de la joven de 17 años fue exactamente el Día del Padre de este año. Aseguró que no se quiso acercar al sepulcro, que se encontraba muy mojado porque el día anterior había llovido.

Se fue del lugar con su abuelo para informar a los demás familiares sobre lo que había ocurrido. “Como a las dos horas mi abuelo se fue con uno de mis tíos nuevamente para el cementerio. Se percataron de que el cuerpo se encontraba sin el cráneo”, añadió Barrera.

En el lugar nadie le explicó al padre qué había ocurrido con los restos de su hijo. “Le dijeron que lo conveniente era cerrar la tumba, porque el riesgo de dejarla abierta era que volvieran para llevarse lo que quedaba del cadáver”. Al abuelo le entregaron los documentos necesarios para que se encargara de realizar la diligencia de retirar los restos del lugar.

“En el momento me culpé a mí y a mi abuelo. Antes de morir, mi abuela dijo que sacaran a su hijo de allí y lo enterraran donde ella iba a estar, en Colombia”, sostuvo.

Hace quince años a Jhonny Barrera lo asesinaron unos policías, cuando presuntamente lo confundieron con unos presos que se habían escapado de la cárcel. El cuerpo había quedado tendido con tres impactos de bala en la parte de atrás del centro comercial Miranda, ubicado en la urbanización 27 de Febrero, en Guarenas.

“Bajó de la casa porque mi abuela le pidió que jugara caballos. Lo agarraron cuando se paró en la licorería para tomarse una cerveza”, informó la familiar.

En los últimos años ha aumentado la profanación de tumbas en diversos cementerios del país. Entre los hechos más destacados, se encuentra el del 15 de junio de este año, cuando desaparecieron los restos del ex presidente venezolano Rómulo Gallegos, en el Cementerio General del Sur.

Barrera dijo que los responsables de la profanación de tumbas serían los paleros, junto con la supuesta colaboración de trabajadores del cementerio.

“Mayormente abren las tumbas de noche. Una vez mi mamá salió del trabajo y con otros compañeros fueron a llevar a una conocida cerca del cementerio. Ella vio a unas personas. Era de noche”, agregó.

La versión de los paleros

El equipo de El Nacional Web contactó a un hombre practicante de la religión “Palería”, de nacionalidad cubana, que prefirió no identificarse. Asegura que ellos no abren cualquier tumba. Para poder extraer un cadáver, «hay que preguntarle» si lo desea.

«El muerto decide si desea ser sacado del sepulcro o no. Nosotros vamos con unos ‘chamalongos´, que son cuatro pedazos de concha de coco. Con estas se le pregunta al difunto si quiere ‘caminar’ con la persona asignada. Si ese muerto dice que sí, será extraído”, explicó.

Las partes retiradas de estos nichos generalmente son la cabeza y el fémur, pero la fuente explicó que existen diferentes “casas de palo”, que son las que deciden qué hay que extraer de allí. Algunas piden que sean todos los huesos.

Es decir estos individuos van a los cementerios y según sus «comunicaciones astrales», deciden profanar una tumba de un difunto ajeno!

Los restos los sacan los mismos religiosos e, incluso, también lo hacen los trabajadores del cementerio. El «palero» sostuvo que no le tiene confianza a ellos porque no siguen las reglas de la religión.

“Sacan cualquier muerto y si éste no camina con la persona asignada, debería ser devuelto. Para mí, lo botan en la basura o lo venden. Así el difunto estará divagando sin necesidad», dijo el palero, quien dice que ellos escogen sepulcros abandonados, que los familiares no suelen visitar.

“Nosotros en la religión estamos claros que es un delito, si nos ven podemos caer presos. Es una infracción que se llama ‘exhumación de tumbas”, recalcó la fuente.

Aunque estos cuerpos son extraídos de sus tumbas para realizar “trabajos religiosos”, afirmó que a ellos se les brinda atención, como » servirles café o darles la comida que preferían cuando estaban vivos».




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