Madres primerizas después de los 30 y “pico”

   Olga fue madre a los 33 años de edad, muy consciente de que estaba en una carrera contra el tiempo. Asegura que no podría haber desarrollado su profesión de ingeniero, ni alcanzar un importante cargo dentro de la empresa en la que labora si hubiese tomado el camino de la maternidad muchos años antes. La tendencia viene causada, según los expertos, por la creciente incorporación de la mujer al campo laboral, y por otros factores como la conciliación de familia y trabajo.

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Ocurre también que la mujer del siglo XXI se enfrenta a un estereotipo de “súper mujer” que debe tenerlo todo en una lucha contrarreloj: éxito profesional, bienes materiales, salud física, belleza y finalmente matrimonio e hijos.

En contrapeso, está ocurriendo que por el trabajo, por la carrera, por no tener pareja, las mujeres de clase media y alta llegan cada vez más tarde a las salas de parto.

Y es que, al parecer, la maternidad se ha transformado en algo que se posterga cada vez más. Será porque el trabajo no les permite formar una familia antes, porque quieren desarrollarse profesionalmente primero, porque buscan una estabilidad y seguridad económica, porque temen perder su independencia. Podrían ser infinitas las razones que llevan a que las mujeres dejen la maternidad para después, sostiene la psicólogo Vivian Farfán, quien explica que esta “moda” tiene más relación con un estilo de vida donde la mujer debe elegir entre su desarrollo profesional y su inserción en el mercado laboral, que con el deseo de formar una familia. En algunos casos, la única solución es retrasar la maternidad.

Esta observación se corrobora, con estadísticas de investigaciones médicas que señalan que desde 2005 a 2008 se redujo un 3 por ciento la cantidad de madres primerizas de entre 20 y 29 años y aumentó la misma cantidad del rango de 30 a 45 años

Todo pareciera indicar que la maternidad ha pasado ser una de las últimas metas en la mente de las representantes del género femenino. “Aplazan la concepción porque saben el costo que este cambio de vida tiene sobre su carrera. También está ligado al retraso en la edad de las bodas, es una costumbre intentar emanciparse no de un modo precario, sino con lo mismo con lo que se ha vivido. Tampoco conseguir una pareja ahora es tan sencillo como antes en que la mujer se casaba como única salida. Una vez que consiguen estabilidad económica y encuentran pareja, se plantean ser madres y eso ocurre más tarde”.

Otro rasgo nuevo de las madres primerizas -continúa detallando la especialista- es que algunas de ellas no esperan a tener una pareja estable para formar una familia. Es más una forma de complementarse como mujer, proceso que cumplen a través de ese maravilloso proceso de dar a luz y amamantar. “Esto les permite además asegurar su puesto dentro de la sociedad como un miembro que ahora toma decisiones de cómo llevar su vida de forma organizada con o sin la compañía de un hombre”.

Ya tengo 30

Según una investigación de la fundación Observatorio de la Maternidad Latinoamericana la brecha de edad entre las madres primerizas con mayor o menor nivel socioeconómico se ha ido expandiendo. Mientras que una mujer universitaria tiene su primer hijo alrededor de los 30 años, una que no tiene educación secundaria, e incluso primaria completa, tiene su primer hijo a los 21 años.

Esta tesis es apoyada por la médico ginecobstetra Alejandra Toro, quien refiere que actualmente si bien en las clases bajas la edad de concepción sigue siendo temprana, las mujeres de clase media y alta han tomado el camino más largo para convertirse en madres, pues las condiciones, las necesidades y metas a corto y largo plazo van equidistantes.

“Es lógico pensar que si la mujer accede a una mayor educación formal, mejora su acceso al mercado laboral y, por ende, su proyecto de vida ya no centrará sólo en la maternidad como se acostumbraba anteriormente. En cambio, en las mujeres con la secundaria incompleta, influye la pobreza, y esta función reproductora pasa a ser el único proyecto de vida”.

Indica la especialista que en los últimos tiempos se ha venido replanteando la necesidad y la forma de la maternidad que antes se daba de manera más automática. “Es posible que esta brecha de las pretensiones de fertilidad de las mujeres se esté produciendo por la posibilidad de controlarla con anticonceptivos y por la necesidad de tener una pareja y una vida personal afianzadas antes de intentar la concepción”.

-En la última década, de acuerdo con mi experiencia como medico ginecobstetra, ha crecido la cantidad de mujeres que postergan la maternidad hasta los 35 años o más. Pareciera que ahora la mujer cuando resuelve ser mamá tiene que decidir a qué darle más peso, si a su profesión o a su maternidad. Lo correcto es encontrar un balance. No es bueno pensar que una mujer no va a poder seguir creciendo como profesional si decidió tener uno o tres hijos, agrega la doctora.

Resalta que la edad más propicia para ser madre es durante la década de los 20 años, pues a partir de los 30 es cuando comienza la transición a la menopausia y aumenta el riesgo de esterilidad y de complicaciones en el embarazo y el parto, tanto para la madre como para su hijo.

“Todo embarazo debería ser bienvenido y llegar en el momento oportuno para la mujer, el hombre y la familia. A las mujeres se les debe explicar que el límite biológico para tener hijos es la perimenopausia que normalmente ocurre alrededor de los 45 años. Por sobre los 40 -y siempre considerando que cada caso es particular- el óvulo ya ha perdido mucho de su capacidad reproductiva.”

Concepción biológica vs. psicosocial

La televisión se ha encargado de mostrar una generación de mujeres que pueden ir más allá de las líneas previamente trazadas; aparentemente muy modernas, con una carrera profesional exitosa, que no necesitan un marido, ni siquiera una pareja estable para formar familia y que en un momento dado de su vida, pasados los treinta y tantos, deciden que están un poco solas y que les gustaría tener un hijo, infiere por su parte el sociólogo Fernando Ávila.

La postergación, claro está, no se basa en la biología. Para el sociólogo, el cambio viene dado en principio porque existen deseos, proyectos y cambios culturales que no pueden dejarse de lado. Para él, las mujeres ahora tienen hijos no sólo cuando quieren sino también cuando pueden.

Sin embargo, plantea que la maternidad no sólo debería verse desde una concepción biológica, sino también psicosocial. Porque en el primer punto podría decirse que los mejores óvulos y espermatozoides se tienen a los 20 años, pero desde el segundo escenario, consideramos que un embarazo a los 19 es el de una madre adolescente con riesgo psicosocial.

“Sabemos que muchas mujeres, sobre todo de bajos recursos, son victimizadas por el embarazo. Por eso hay que aplaudir a todas aquellas que deciden ser madres porque lo han planificado, y asesorarlas sobre riesgos y posibilidades según su edad. La ciencia puede corregir algunos defectos biológicos, y eso es bueno. Pero sería un retroceso terrible dar un mensaje a las mujeres para que tengan hijos porque se les acaba el tiempo”.

Coinciden los especialistas en que las mujeres están preparadas para ser madres, profesionales y esposas, pero que no deben olvidarse de sí mismas entre tareas escolares, la limpieza del hogar, su trabajo, la reunión de gerencia, la vida íntima, las compras de la casa, entre muchas otras actividades. Sino aprender a disfrutar la vida familiar, romántica y profesional sin olvidar que existen. Que les ha tocado ser la súper mamá moderna y no por eso se deja de ser mujer. Planificar su vida para tener todo bajo control, esto les permitirá sentirse feliz y plena.

“Congelar” la maternidad

El derecho a la maternidad se puede “depositar” en una cuenta a largo plazo. Con la técnica “Vitrificación de ovocitos” desarrollada por el científico japonés Masashige Kuwayama en 2001, se puede ser mamá a largo plazo. La explicación es del doctor Antonio Sanoja Breña, director médico del Centro Valenciano de Fertilidad y Esterilidad, Cevalfes, quien logró el primer embarazo utilizando la técnica.

-Cuando las soluciones se vuelven sólidas, se enfrían a altas velocidades formando un estado similar al vidrio, no por cristalización sino por elevación extrema de la viscosidad detalla la jefa del Laboratorio de Biomedicina Reproductiva Norma Oñate de González. “Así, los ovocitos se pueden guardar por tiempo indefinido y no envejecen, se preservan de la misma edad que tenía su propietaria cuando fueron vitrificados”.

Los ovocitos u óvulos son células maduras con toda su carga genética, esperando ser fecundados por algún espermatozoide o mantenidas en criopreservación para futuros procedimientos.

-Mediante aspiración transvaginal, se obtienen los ovocitos, luego se vitrifican a -196º C, para guardarlos en el laboratorio hasta utilizarlos. En ese momento se desvitrifican hasta que alcancen una temperatura de 37º C, se fecundan por la inyección intracitoplasmática del espermatozoide, cuidándose el desarrollo del embrión hasta transferirlo al vientre materno.

“Los óvulos esperan indefinidamente, pero embarazarse más allá de los 45 años, advierte el doctor Sanoja, puede implicar riesgos obstétricos durante el embarazo y el parto, por lo que recomiendo no esperar demasiado”. A los 42 años, la posibilidad de tener hijos sin utilizar óvulos donados baja hasta el 7,8%.

¡Ser Madre a los 40!

Haber soplado 42 velitas no alejó a Viviana Gibelli de su sueño de ser madre y que postergó por 16 años. Ahora está segura que la edad no es una limitante cuando realmente se quiere vivir el entrañable momento de dar a luz.

-Mis dos embarazos fueron planificados con las necesidades cubiertas y de la forma en que quería, ninguno vino por casualidad. Quería ser mamá desde los 26 años y la cosa no se me dio hasta hace tres años con mi primera hija Aranza Sofía que nació en abril de 2009 y luego con la llegada de Sebastián Salomón en septiembre del año pasado.

Como la animadora y actriz sabía que tenía una condición nada favorable, pues es resistente a la insulina y lo cual afecta la ovulación, recurrió a la fertilización asistida, tratamientos que gracias a los avances no ponen como limitantes la edad. Fue así como pasada la barrera de los cuarenta, la ex miss se enrumbó hacia esta aventura.

-La gente cree que después de los 40 eres muy vieja para dar a luz, creencias que están completamente alejadas de la realidad pues todavía se está biológicamente en condiciones para tener un hijo, claro, no son las mismas de cuando se tienen 20 ó 30 y por eso hay que cuidarse más. En mi caso particular siempre estuve determinada a ser madre y me habría gustado que fuera antes, pero finalmente se dio en el momento justo.

Doble día de celebración

Aunque había cubierto casi todos los “check” en su lista, una carrera como reconocida periodista, belleza y un hogar estable, a Anna Vacarella -ancla de la emisión meridiana del noticiero Venevisión- aún le faltaba una casillita por marcar.

Ser madre se convirtió en un proceso algo lento para Anna y su esposo Román Losinski, con quien lleva mas de cinco años de matrimonio, pero con quien inició el camino a la maternidad hace cuatro, tras haberse dedicado por completo a su desarrollo profesional.

Para alcanzar este sueño en pareja debió someterse a tratamientos de fertilidad que finalmente dieron resultado positivo a finales de septiembre del año pasado. Ahora, para la periodista esta celebración de las madres vendrá con el doble de regalos.

Ya en la cuenta regresiva para recibir a sus dos niñas, Isabella y Sofia, Anna cuenta que hacer realidad este sueño fue una odisea de varios años. Por eso cuando recibió la buena nueva sólo pensó en las tantas promesas que le quedan por cumplir junto a sus pequeñas, a las que espera tener en sus brazos para la primera quincena de mayo.

Carymer Quintero Campos / Ana Laguna