Una excelente primera media hora, en la que el Real Madrid fue un vendaval que se llevó por delante a un limitado Valencia, le bastó al conjunto de Manuel Pellegrini para volver a ser esa sombra amenazante que persigue al Barcelona. El Madrid no renuncia a la Liga y se ha lanzado a por ella. Fue y se sintió superior al Valencia desde el inicio y en el primer tiempo regaló a su afición algunos de los mejores minutos de fútbol del curso. Fue en esa primera parte un equipo intenso, superior tácticamente al rival, ordenado, que presionó con sentido y movió el balón con criterio. Dejó a un lado ese complejo que le limita cuando se mide al Barcelona y ofreció su mejor versión para situarse a sólo un punto del líder. El ambiente se volvió gris tras el descanso, algo que ya empieza a ser costumbre. Se creyó el Madrid con el trabajo hecho, se desconectó y se dejó ir. Es un problema con el que parece que va a convivir el Madrid hasta el final de la temporada y para el que Pellegrini no encuentra solución.