«Saben aquel que “diu”: un señor entra en una tienda de coches y le pregunta al vendedor: oiga ¿este coche es bueno?. De fábula, le contesta el vendedor, imagínese sale usted de Barcelona con este coche a las 12 de la noche y a las 3 puede estar en Madrid. No me interesa -contesta el señor-, ¿qué hago yo en Madrid a las 3 de la mañana?» Este chiste del genial Eugenio, seguro que provocaría más carcajadas en una audiencia masculina que femenina. El humor es genuinamente humano, pero sigue estrategias cerebrales diferentes para hombres y mujeres. Para la población masculina, lo ilógico basta para despertar el sentido del humor, mientras que las mujeres requieren que esas situaciones absurdas sean graciosas y provoquen la emoción de lo divertido.