11 de Abril de 2002: Una Historia de Masacre, insurrección y poder


a3   Cuando eran las 9:00 am de aquel 11 de abril del 2002, miles de personas se congregaban de una a una en PDVSA-Chuao, mientras simpatizantes de Chávez se reunían en el Puente LLaguno. Un ambiente de tensa calma se respiraba en el lugar, una mezcla incendiaria de descontento, furia y consignas de determinación absoluta, al final del día tiñeron la bandera venezolana de rojo en un derramamiento de sangre que manchó para siempre las calles capitalinas.

Cada venezolano recuerda exactamente donde se encontraba y que estaba haciendo ese día. “Ni un paso atrás” gritaban unos, “No pasarán” vociferaban otros; todos sabían que ese día en particular, algo iba a salir mal.

La concentración opositora peleaba por la restitución de la meritocracia en la empresa más importante del país: PDVSA, luego de que el mandatario nombrara unilateralmente a la plana mayor de la estadal petrolera; así como la anulación de un paquete de legislativo aprobado por medio de una ley habilitante que le otorgó la Asamblea Nacional a Chávez.

Pero luego de tres días de un paro generalizado convocado por distintos sectores de la sociedad y por el presidente de Fedecamaras Pedro Carmona Estanga, la multitud decidió que ya era hora de exigir tajantemente su objetivo principal: La renuncia del Presidente de la República.

“Se va, se va, se va, se va” coreaban miles de personas enardecidas, mientras en Puente LLaguno, la concertación oficialista encabezada por el alcalde del municipio Libertador, Freddy Bernal gritaba “Uh, Ah, Chávez no se va”. Los líderes chavistas llamaban a resguardar el palacio, mientras en el interior del país, millones de ciudadanos seguían los acontecimientos comiéndose las uñas.

Algunos oraban y rogaban a Dios para que nada malo pasara, pero la maldad del hombre ya había firmado las actas de defunción.

Pronunciamientos del Alto Mando militar intentan calmar a la población, El general Lucas Rincón, Inspector de las Fuerzas Armadas, salió en cadena nacional de televisión para señalar que sólo existían algunos focos de violencia, que ningún oficial había renunciado y que el presidente Chávez estaba en su despacho.

La apoteósica marcha opositora de más de un millón de personas (una de las más grandes registradas en la historia venezolana) es redirigida hacia el Palacio de Miraflores, tomando rumbo justo hacía miles de simpatizantes del gobierno convocados a “defender el palacio”

Cuando llegaban ya las cuatro de la tarde, el pandemonio se había desatado. Policía Metropolitana, Guardia Nacional, francotiradores no identificados, pistoleros de chavismo, sociedad civil; todos se sumaron a la triste batalla campal que arrojó un total de 20 muertos y que dejó más de 100 personas heridas.

Chávez convocó a una cadena nacional justo en el momento en que lo hechos de violencia se recrudecieron, pero los medios de comunicación privados dividieron las pantallas en un acto comunicativo sin precedentes y se podían observar los enfrentamientos mientras Chávez decía que todo estaba bajo control.

De repente, la señal de las televisoras se convirtieron en estática y la imagen salió del aire, pero esta sería restablecida en algunos minutos. El nerviosismo se apoderó de la población.

En los medios de comunicación se coló una transmisión en la que Chávez ordena por radio la inmediata aplicación del Plan Avila, pero se encuentra con un Mando Militar que se niega a cumplir la orden, la insurrección militar se hace evidente.

Al caer la noche comenzaron a transmitirse diferentes pronunciamientos de altos mandos militares desconociendo la autoridad del presidente Chávez, entre ellos el comandante de la Guardia Nacional, general Carlos Alfonso Martínez; el vicealmirante Héctor Ramírez Pérez, Inspector general de la Armada; el general Luis Camacho Kairuz, viceministro de seguridad ciudadana y el comandante del ejército, general Efraín Vásquez Velasco, quien aseguró que no seguiría la línea del gobierno. Mientras acusaban al gobierno de generar los actos de violencia premeditadamente.

Nadie sabía exactamente lo que pasaba y la incertidumbre abundaba el en pueblo venezolano que aún lloraba a sus muertos, a las 10 de la noche, la señal del canal del estado Venezolana Televisión, es interrumpida y comienzan transmisiones señalando que el presidente Chávez había abandonado el poder.

Entrada la madrugada del 12 de abril, los generales Manuel Rosendo e Ismael Hurtado, median la salida del presidente Chávez hacía fuerte Tiuna. Chávez sale del palacio de Miraflores donde fue recibido por el monseñor Baltasar Porras y oficiales del ejército.

En cadena nacional de televisión, aproximadamente a las 3 de la mañana, el general Lucas Rincón hizo un anunció que marcaría la historia contemporánea: “Los miembros del Alto Mando Militar de la República Bolivariana de Venezuela deploran los lamentables acontecimientos sucedidos en la ciudad capital en el día de ayer. Ante tales hechos, se le solicitó al señor Presidente de la República la renuncia de su cargo, la cual aceptó. Los integrantes del Alto Mando ponen sus cargos a la orden los cuales entregaremos a los oficiales que sean designados por las nuevas autoridades”.

Casi a las 5 de la mañana, Carmona Estanga, presidente de Fedecamaras es anunciado con el respaldo del Alto Mando Militar como Presidente de la República.

Pedro Carmona fue juramentado en el palacio de Miraflores 12 horas después como presidente interino y se leyeron los decretos de constitución del Gobierno de Transición Democrática y de Unidad Nacional, con los cuales se disolvieron los poderes públicos.

Su primer acto oficial fue la disolución del Parlamento (Asamblea Nacional), el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral, de todos los gobernadores, alcaldes y concejales, la remoción del Fiscal General, del contralor, y de la Defensor del Pueblo, de todos los embajadores, cónsules y vicecónsules como también de las Misiones Permanentes Diplomáticas, así como la eliminación de las 48 leyes habilitantes, y el cambio de la Constitución, al reponer el nombre de República de Venezuela, quitándole la condición de Bolivariana. Pero la alegría de Carmona no duraría mucho tiempo.

La exactitud de como pasaron los hechos del 11 de abril aún hoy es un misterio y es posible encontrar “n” cantidad de versiones sobre como se desarrollaron los acontecimientos, pero lo cierto es que para bien o para mal, para repudio o para reflexión, Aquel día abril de 2002 será una fecha que nunca nadie olvidara.

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