El Sermón del Domingo 07/08/2011: Tranquilo, Jesús cuida de ti. Mateo 14:22-33 (Rev. P. Germán Novelli)


      Hace varios años en un accidente de tránsito perecieron tres valiosos hermanos en la fe: El pastor Guillermo Núñez, Jeramel Núñez, estudiante del último año de medicina y la maestra Ana de Morillo, quienes fallecieron cuando se dirigían a predicar y enseñar la Palabra de Dios en un caserío wayuu.
Recuerdo que durante el funeral muchos se preguntaban ¿Por qué Dios permitió ese accidente si los fallecidos eran misioneros? Una de las personas que lloraba no cesaba de preguntar: ¿Dónde estabas Señor que no los protegiste?
No dudo que en momentos de dificultad, cuando las cosas no salen como esperamos, dudamos que el Señor haya estado cerca de nosotros.
Dios ve mucho más allá y siempre hace lo que es mejor. En el caso de estos hermanos, creo que el Señor los llevó a los cielos para evitarles un mal mayor. Con el tiempo, aquella pequeña obra entre los guajiros se hizo una iglesia en la quehoy se predica el evangelio. Allímuchas personas han confesado a Cristo como Salvador. La obra del Señor siempre es perfecta aunque algunas veces no lo entendamos.
Siguiendo el texto de San Mateo, aprenderemos sobre lo que Cristo hace, diariamente, por y para cada uno de los hijos de Dios. Sabemos que su obra cumbre y maravillosa es la salvación. Sin embargo, Jesús no nos salva para luego olvidarse de nosotros.Es todo lo contrario. El Señor sigue actuando en nuestro favor para darnos ricas, buenas y agradables bendiciones.
El Evangelio según San Mateo registra un episodio milagroso muy conocido.Se trata de aquella madrugada en que Cristo caminó sobres las aguas, sin hundirse, pero también, en esa oportunidad, San Pedro dio algunos pasos sobre las olas de un mar encrespado por un fuerte viento. Jesús lo salvó, le dio su mano. Una acción que también hace por nosotros cuando tenemos miedos y desesperanza.
Jesús nos libra de las tentaciones
MATEO 14: 22 Y en seguida Jesús obligó a sus discípulos a entrar en la barca e ir delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a las multitudes.
¿Qué palabra es destacada en el versículo? “Obligó”.El verbo es un imperativo, una orden. Literalmente el Señor los forzó a entrar en la barca para que se marcharan. Él se hizo cargo de despedir a las cinco mil y más personas, a quienes había dado de comer hasta saciarse, con cinco panes y dos peces.
¿Por qué Jesús hizo esto?Necesitamos leer el evangelio según San Juan 6: 13-15 para entender la acción del Señor.”Recogieron, pues, y llenaron doce canastas de pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. Entonces, cuando los hombres vieron la señal que Jesús había hecho, decían: — ¡Verdaderamente, éste es el profeta que ha de venir al mundo! Como Jesús entendió que iban a venir para tomarle por la fuerza y hacerle rey, se retiró de nuevo al monte, él solo.”
Los que habían sido testigos de la multiplicación de los panes y peces que alcanzaron para alimentar miles, quisieron “Tomarle por la fuerza y hacerle rey”.Obligar a Jesús a convertirse Rey y abandonar su camino a la cruz, fue una de las estrategias que usó el diablo cuando le tentó en el desierto. Cristo sabía que era el enemigo trabajando entre los testigos del milagro. Aceptar ese reinado era tumbar el Plan del Padre, quien lo había enviado a morir por los pecados del mundo. El Señor prefirió enfrentar solo esta tentación, porque sabía que era el único que podía vencerla.
Jesús también quiso apartar de esa tentación a sus discípulos. Ellos podrían sucumbir ante ella, sentirse importantes, amigos del Profeta y Rey. Esa actitud dañaríasu fe y serviría para evitarque la voluntad del Padre fuera hecha.Por esta razón, el Señor los obliga a marcharse lejos, mientras él vencía al tentador. Una vez más, Jesús por amor, seguía adelante en el cumplimiento de la meta que Dios había fijado, antes de todos los tiempos, para salvar a la humanidad.
La aplicación para nosotros está aquí. Jesús quita todo lo que pueda hacernos hundir en el pecado y en la muerte. Cuando creamos que el Señor nos ha abandonado, pensemos más bien que Cristo nos está obligando a apartarnos de lo que nos perjudica, de todo lo que ponga en peligro nuestra salvación.
Hay oportunidades que nos pueden parecer muy buenas, oramos para que Dios nos las conceda. Pero si eso que pedimos no está en el marco de la voluntad de Dios, Él responde a nuestra oración del Padre Nuestro, “No nos deja caer en tentación”.
Jesús ora por nosotros
MATEO 14: 23 Una vez despedida la gente, subió al monte para orar a solas; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
Jesús es Dios, por lo tanto sabe todas las cosas antes de que sucedan. Así supo de los problemas que estaban pasando sus discípulos con la tormenta. Pero Jesús también es hombre, necesitaba orar para fortalecerse y no caer en la trampa del enemigo.
Su actitud de orar muestra a Jesús como la encarnación del amor supremo. Estabaorando por sus seguidores. También intercedía por las personas que habían escuchado su Palabra, pero para quienes lo importante fue el milagro de la comida y no el pan de vida que Él ofrecía para salvación.
Jesús pasó literalmente toda la noche orando. MATEO 14: 25 Y a la cuarta vigilia de la noche. La cuarta vigilia de la noche es entre las tres y las seis de la madrugada.Habían transcurrido por lo menos nueve horas en oración. Pensemos un instante. Si Jesús que es Dios necesitaba orar para ser fortalecido. ¿Cuánto más necesitamos nosotros orar para recibir su ayuda?
Cuando caemos en la tentación no es culpa de Dios. La culpa es del diablo tentador, es verdad, pero también es nuestra, por la naturaleza pecaminosa que aún tenemos. La falta de comunicación con Dios nos hace débiles y cedemos fácilmente a las tentaciones. Se hace necesaria la oración personal, en familia, con los hermanos en la fe. Hablar con Dios y también escucharlopor medio de lo que Él dice en la Biblia.
Es hermoso recordar siempre, para nuestro consuelo, que Jesús está a la derecha del Padre, y sigue rogando hoy por nosotros las 24 horas, los 365 días del año. El Señor lo hace porque nos ama y su amor es por toda la eternidad. Imitemos a Jesús orando los unos por los otros, por la salvación de los incrédulos, por los enfermos, por los presos, por los ancianos, por los niños, por nuestros gobernantes. Oremos sin cesar ni desmayar.
Jesús nos libra del mal
Jesús había obligado a sus discípulos a irse del lugar, los empujó a navegar en el Mar de Galilea, que realmente es un lago, en el que los cambios de temperatura producen grandes tormentas. Así sucedió aquella noche. MATEO 14: 24 La barca ya quedaba a gran distancia de la tierra, azotada por las olas, porque el viento era contrario.
La situación fue muy grave, además de sentir la tormenta, la oscuridad impedía saber cuán lejos estaba la orilla, No tengo dudas que eso multiplicó el miedo de los que iban en la barca golpeada con furia por las olas.Lo que hizo Jesús por ellos fue manifestarle su cuidado: MATEO 14: 25 Jesús fue a ellos caminando sobre el mar.
La reacción de los discípulos al ver a Jesús fue natural. Hubo una combinación de hechos que provocaron miedo entre ellos.La noche, una tormenta, la barca azotada por las olas, el inminente naufragio, la posibilidad de morir ahogados.De pronto Jesús aparece caminando sobre el mar y ellos reaccionaron. MATEO 14:26Cuando los discípulos le vieron caminando sobre el mar, se turbaron diciendo: — ¡Un fantasma! Y gritaron de miedo.
Jesús vio el temor de los navegantes, les habló para calmarles: MATEO 14:27¡Tengan ánimo! ¡Yo soy! ¡No teman!Cuando era niño le tenía miedo a la soledad y a la noche de nuestra casa. Muchas veces desperté llorando, pero al escuchar la voz de mi padre, me calmaba. Sabía que él estaba allí y volvía a dormir tranquilo. En la vida cristiana, no hay nada mejor para sentir la paz, que leer la Escritura. La bendita Palabra echa fuera el temor y nos da la seguridad y confianza de que Cristo está con nosotros.
Uno de los discípulos, Pedro, al escuchar la voz de Jesús quiso ir a él: MATEO 14:28 Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.La presencia de Jesús caminando sobre las agua, motivó su confianza.El Señor respondió a su petición. MATEO 14:29 Ven. Pedro descendió de la barca y caminó sobre las aguas, y fue hacia Jesús.
Dos milagros en una misma noche. Jesús caminó sobre las aguas y Pedro también. Ocurrió algo que le dio una lección a él y a nosotros: MATEO 14:30 Pero al ver el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse.A Pedro le pasó lo que también nos pasa. Al dejar de escuchar a Jesús y quitar la mirada de él, vio olas y oscuridad. El miedo lo dominó y se hundió. Nosotros, como Pedro, cuando no escuchamos la Palabra, cuando nuestra mirada está centrada en los problemas y no en Cristo, nos hundimos y podemos perecer ahogados en el mundo y perder nuestra salvación.
La reacción de Pedro demostró en quien estaba su confianza: MATEO 14:14:30Entonces gritó diciendo: ¡Señor, sálvame! La respuesta del Señor nos enseña el tamaño de su misericordia.MATEO 14:31 Jesús extendió la mano, le sostuvo y le dijo: ¡Oh hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
En los momentos de debilidad, tentación y peligro, podemos clamar al Señor, seguros de que también responderá y vendrá en nuestro auxilio, extendiendo su mano para salvarnos.
Seguidamente ocurrió el mayor de los milagros. Los que estaban en la barca, llenos de miedo, fueron consolados por Cristo, pero también declararon su fe en Él como enviado del Padre para salvación. MATEO 14:33¡Verdaderamente eres Hijo de Dios!
Todas las acciones de Dios en la historia humana están centradas en este propósito: “Venir a buscar y salvar a todos los perdidos”.Los milagros del Señor tuvieron como objetivo que la gente creyera en Él como Salvador y su plan no ha cambiado ni cambiará.
La Palabra de Dios nos llena de confianza y seguridad plena. Jesús no nos abandona jamás. Ora por nosotros. Nos aparta de la tentación. Nos libra del mal.
A veces ocurren cosas, como el accidente en el que partieron a los cielos los hermanos Guillermo, Jeramel y Anita. Pero recordemos que Dios siempre tiene un plan perfecto y, lo que percibimos como desgracia, el Señor las transforma en bendiciones.En los momentos difíciles, Cristo actúa en nuestro favor, hablándonos por su Palabra, extendiendo sus manos para ayudarnos o llevándonos a las moradas eternas para estar con Él para siempre. La verdad es que tomados de la mano de Cristo estamos seguros de que nunca nos hundiremos. ¡Soli Deo Gloria! Amén.




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