«Hay que aplicar la Constitución, no pensar en cambiarla otra vez»

    A diez años de la puesta en vigencia de la Constitución de 1999 todavía son muchas las disposiciones del texto fundamental que restan por poner en práctica, razón por la cual desde la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) reclaman, tanto del Gobierno como de la oposición, que la apliquen y dejen de pensar en modificarla o sustituirla.

La demanda la formuló el presidente de la asamblea de obispos, monseñor Ubaldo Santana, al instalar ayer la nonagésima tercera reunión plenaria de los prelados.

«El cumplimiento de la Carta Magna, sobre todo en lo atinente a la progresividad de los derechos humanos, sigue siendo una tarea pendiente. ¿No ganará el país entero en gobernabilidad si todos, sin excepción, gobernantes y gobernados, nos concentramos en estudiar, respetar y aplicar la Constitución actual en vez de pensar en modificarla o reemplazarla por otra?», señaló el también arzobispo de Maracaibo.

A finales de 2009 la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), magistrada Luisa Estella Morales, propuso revisar la Constitución para modificar el principio de división de poderes, por considerar que debilitaba al Estado, planteamiento que fue respaldado por el presidente Hugo Chávez.

Contra la violencia Durante su discurso, Santana reiteró la preocupación del Episcopado por la situación de la criminalidad.

«Los fines de semana se han vuelto una tragedia que envuelve a muchas familias en un manto cruento de duelo y de dolor», afirmó, al tiempo que agregó: «En Venezuela estamos perdiendo en forma acelerada el valor sagrado de la vida humana y del sentido mismo de la existencia».

Instituciones como el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) pronosticaron que a lo largo de 2009 unas 15 mil personas perderían la vida a manos del hampa. Solo entre Nochebuena y los primeros días de 2010, unas 220 personas fueron asesinadas en Caracas.

Tras instar a la población a no acostumbrarse a la violencia, el presidente de la CEV demandó de las autoridades que «activen medidas más efectivas que protejan a toda la ciudadanía».

Entre esas medidas, Santana solicitó poner fin al actual clima de polarización que vive el país, por considerar que «conspira contra la convivencia pacífica de los venezolanos».

Acto seguido el prelado señaló que «solo un tratamiento consensuado y dialogado» sobre problemas como la inseguridad, la pobreza, el deficiente funcionamiento de los servicios públicos y la inflación «pueden causar una profunda y positiva repercusión en la calidad de vida de todos los venezolanos».

Bien, pero hay que hacer más En su informe sobre la situación nacional, el arzobispo de Maracaibo dio la enhorabuena a las cifras, tanto del Gobierno como de organismos internacionales, que dan cuenta de que la pobreza se ha reducido en el último decenio en el país. No obstante, afirmó que dichos avances «han sido insuficientes».

«La lucha contra la pobreza debe seguir siendo una de las banderas de todos los venezolanos de cualquier filiación política», dijo, al tiempo que señaló que esa batalla requiere de cambios, de «convencernos que la pobreza no la resuelve solo el gobierno con crecimiento macroeconómico o una mejor distribución de la renta petrolera, sino fundamentalmente con educación de calidad, honestidad, principios morales y generación de oportunidades de trabajo productivo».

Precisamente sobre el tema educativo el prelado cuestionó la manera cómo se aprobó la Ley que regula ese sector «sin tomar en cuenta de manera más amplia y respetuosa a todos los componentes de la sociedad» y recordó: «No solo el Estado tiene la responsabilidad indeclinable de asegurar una educación de alta calidad; también los padres y la sociedad».

Por último anunció que el Episcopado se mantendrá alerta para que el conjunto de normativas que complementarán la Ley de Educación no vulneren los derechos de los actores de este proceso.

Juan Francisco Alonso
EL UNIVERSAL

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