La ilusión del torneo recién destapado

El estreno de la Vinotinto en la Copa América parecía una realidad virtual en Chicago, con gol de videojuego incluido. Un comienzo para tener amarrada la euforia, que perfectamente pudo haber terminado 2-0, pero también 1-1 ante un rival mediocre que terminó con diez

Un torneo que recién empieza es como el videojuego de fútbol versión 2017 que acabas de estrenar en la computadora. En Chicago, la vida parece una realidad virtual: los rascacielos al fondo, la textura de la luz de la tarde, el corte del césped, los cortes anatómicos de las camisetas que ahora todo el mundo lleva por fuera del pantalón. Olvidas todas las dudas que en algún momento de los últimos meses tuviste acerca del profesionalismo de algunos jugadores: son solo eso, jugadores que llevan puesta la Vinotinto y defienden su país, con valoraciones numéricas de virtudes y defectos, en los que no proyectas tus propios resentimientos. Hasta piensas por un momento que tu país es un país como cualquier otro. ¡Un momento! ¡Hay una anomalía en el videojuego! ¡Algo desentona en el paraíso! ¿Por qué hay una pancarta que dice SOS Venezuela? ¿Por qué hay otra que dice Renuncia Maduro? ¿Por qué hay gente que canta “Y va a caer”?

Decir “lo importante es que se ganó” luego de esta victoria inaugural 1-0 sobre Jamaica me suena a conformismo estúpido.  Hay que sentarse a ver lo que funcionó y lo que no funcionó. Hay que ver con lupa el video del Uruguay-México, que se está jugando mientras escribo esto. Por supuesto, hay un precedente que invita a contener la euforia: hace más o menos un año hubo otra Copa en formato más compacto y con menos comparsas de la Concacaf, se arrancó con un triunfo ilusionante y se regresó con otra decepción, una que dolió más después de una ilusión.

Por supuesto, hubo cosas que gustaron del equipo de Rafael Dudamel y otras no tanto. Lo primero que hay que tomar en cuenta siempre es la resistencia que tuviste enfrente. No te emociones demasiado. Jamaica es un equipo torpón, sin luces. Ni siquiera hay al menos un jugador con dreadlocks que entretenga a los espectadores con alma de peluqueros. Rival mediocre, pero persistente. Nunca dio la impresión de haber quedado con diez después de la expulsión muy temprana de Austin. Si Jamaica hubiera empatado al final del segundo tiempo, nadie se debió haber quejado mucho. Esas cosas pasan, aunque los venezolanos, al lado de Jamaica, sean para el fútbol que lo que Sean Paul es para los ritmos afrocaribeños. Arquímedes Figuera, un recordatorio de la Venezuela humilde en medio de un once repleto de legionarios, puso el equilibrio en el mediocampo pero volvió a recibir una amarilla relativamente infantil (y van mil), lo que puede costar bastante cuando nos acerquemos a la tercera fecha del grupo.

En la jugada inmediata antes del 1-0, hay un balón que roba Luis Manuel Seijas con una barrida y luego 17 toques de balón seguidos de la Vinotinto. Eso valió la pena verlo. Luego, el gol fue de videojuego. Para mí fue imposible asimilarlo en el momento, ya mi cerebro no es tan rápido. Tuve que ver cinco veces la repetición en el entretiempo con el Directv Plus. La jugada es de manual. Recuperación de Felstcher, Seijas a Rondón, Rondón a Guerra, Guerra a Josef, Josef la toca de billar de túnel entre las piernas de Blake. Para todo lo demás existe MasterCard.

En el segundo tiempo (también minuto 16 o 17, mira tú que curiosidad) hubo una ocasión muy parecida, previo nuevo recital de toques de la Vinotinto. Guerra asiste de lujo a Josef Martínez y esta vez salva Blake. Otra por la que valió la pena pagar la entrada, si eras un venezolano arrecho contra Maduro pero contento porque había sol en Chicago: Rosales internándose en el área y probando con la zurda (minuto 30).

Mi cédula de identidad es 12.485.651 y lo admito: antes de juego dije que no me gustaba la alineación. Prefería a Otero-Añor que a Guerra-Seijas, más allá de que sean ídolos y cracks en Colombia y todo lo demás. Por encima de quien puso o no puso Dudamel como titulares, creo que lo rescatable es que hay ciertas opciones. ¿Feltscher por Villanueva? Aprobado. El lateral izquierdo de los rulitos, al que quisiera parecerme físicamente en otra reencarnación, tuvo un partido muy serio.

Eso sí, el seleccionador no tuvo lectura (a mi juicio) para hacer las sustituciones a tiempo, cuando ya se había desgastado la Vinotinto fresquecita que habías recién sacado del empaque en el primer tiempo. Con todo el respeto para Dudamel, un cambio en el minuto 91 (Alexander González por Alejandro Guerra) en un juego contra Jamaica es una bala desperdiciada, casi un irrespeto para el jugador que ingresa. Lo de Rómulo Otero, prácticamente igual. ¿Qué va a desarrollar un tipo que entra en el 86? Movimientos oncemesinos con mentalidad pequeña para estirar minutos basura.

En fin, victoria estrecha, pero que deja clara la brecha Conmebol-Concacaf, similar a la de Perú ante Haití. Importante para arrancar, pero por supuesto todavía no significa nada. Pudo perfectamente haber sido un 2-0, pero recordemos que también un 1-1 ante un rival con diez.