Pautas para corregir a un niño que miente

Se dice que los niños nunca mienten, pero lo cierto es que sobre los tres y los cuatros años, ya comienzan a diferenciar lo que es verdad de los que es mentira. Lo normal es que usen las segundas para obtener algo o librarse de una consecuencia a sus acciones, como un castigo. Al principio, no son del todo conscientes de ello, pero a los cinco años ya saben que mentir está mal.

Marta Bermejo Victoriano, especialista en terapia infantil en el Centro de Psicología y Psiquiatría Psicomaster, explica que los padres no deben alarmarse, ya que se trata de una etapa normal y transitoria del desarrollo del niño: el porcentaje de los pequeños que mienten a menudo es muy bajo, así que lo primero que debemos hacer es afrontarlo como una excepción.

Sin embargo, es importante enseñarle que su comportamiento no es adecuado y corregirle cuanto antes para que no se repita la situación.

¿Cómo actuar?

No enfadarse

La especialista advierte sobre cómo actuar cuando detectamos, por primera vez, que el niño ha dicho una mentira. “Lo primero que hemos de hacer es reaccionar de una manera tranquila y serena: no es conveniente que el niño vea que nos enfada mucho que mienta o que le echemos una gran bronca o le castiguemos de inmediato. Esto provocará que, para evitar nuestra reacción, niegue que ha mentido”.

Razonar y dar ejemplo

Bermejo también aconseja hablar con el pequeño y enseñarle la importancia de decir la verdad y las consecuencias que tiene mentir en general. Podemos usar material de apoyo como cuentos, fábulas o películas que les den ejemplo.

También es importante que los padres sean un referente, señala la experta: si los niños les ven mentir, les servirá como aliciente.

¿Castigo o refuerzo positivo?

Bermejo  considera oportuno aplicar una consecuencia pero, si la conducta persiste, es mejor utilizar el refuerzo positivo. “Hay que darle la oportunidad de que diga la verdad, dejarle tiempo, decirle, por ejemplo: puedes pensarlo y hablaremos dentro de un rato de nuevo”.

Además, debemos felicitarle cuando reconozca la mentira y se explique. La psicóloga señala que no siempre conviene castigar: “es más importante saber qué le ha motivado a mentir, ayudarle a buscar una solución y que aprendan que confiar en nosotros”, aclara.

Un pequeño premio puede ayudar a que el niño se corrija, pero la especialista apunta que no será suficiente si no utilizamos todo lo anterior.

¿Por qué me miente mi hijo?

Bermejo explica que la mentira en los niños puede darse por varios motivos: “Porque sus padres mienten y no son un buen ejemplo, por miedo a las consecuencias o a la desaprobación de algo que han hecho, y también puede darse porque temen no cumplir ciertas expectativas y mienten para no decepcionar al otro, generalmente a los padres o profesores”.

En el caso de que el niño mienta de forma recurrente y no se trate de una etapa puntual, el problema podría ser más serio y profundo. “Podría tratarse, por ejemplo, de un caso de baja autoestima cuando tienden a inventar cosas que hacen o tiene para impresionar y sentirse aceptados. También pueden hacerlo por miedo, inseguridades o para ocultar otras cosas que están sucediendo”, indica.

Si pese a todos los esfuerzos de los padres su hijo no se corrige, ellos no deben sentirse culpables. La psicóloga reconoce que, aunque los progenitores son los responsables de transmitir al niño los valores y la importancia de ser sincero y no mentir, él puede persistir en su conducta. La personalidad del niño es determinante y pese a que “los padres juegan un papel importante en ella y en los factores que le llevan a mentir, otro niño igualmente educado y en el mismo entorno podría no hacerlo”, señala.

Como último consejo añade, que “la mejor manera de educar a los hijos es atendiendo sus sentimientos y emociones, ya que la mentira cumple alguna función”.

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