Trabajadores de Fama de América exigen aplicar la cogestión obrera

   Los trabajadores de Fama de América todavía no forman parte directa de la conducción de la empresa, como se les ofreció en el momento de la expropiación que ellos solicitaron. Por ahora, asisten a una mesa semanal de trabajo con la junta administradora, que es la que toma las decisiones.

Gustavo Martínez, secretario de reclamos de Alianza de Trabajadoras y Trabajadores Unidos del Café Fama de América, afirma que al cumplirse un año de la expropiación el proceso cogestionario no ha comenzado, pero asegura que los trabajadores saldrán adelante en su compromiso histórico: “Nos aceptaron la creación de la mesa de trabajo y del consejo de trabajadores, aunque al comienzo hubo renuncia en la junta administradora designada por el Ministerio de Agricultura y Tierras”.

La expropiación de la procesadora de café se concreto en noviembre del año pasado, luego de tres meses de ocupación llevada a cabo por el Indepabis, que alegaba que la empresa había incurrido en prácticas monopólicas y en contrabando de extracción

. El mismo día que la planta fue intervenida, el sindicato que mantenía las relaciones laborales con la empresa fue acusado de patronal por los trabajadores que apoyaban la medida gubernamental y sustituido por otro denominado Alianza de Trabajadoras y Trabajadores Unidos del Café Fama de América, cuyos promotores se declararon chavistas y se propusieron como objetivo el manejo de la empresa.

En el proceso de intervención que dirigió Indepabis, desde mayo de 2009 hasta noviembre de ese año, a cada jefe de departamento se le asignó un “espejo”, que se encargaba de aprender los secretos del cargo. Cuando el 18 de mayo de 2010 el Juzgado Superior Primero Agrario dictó la medida cautelar de ocupación, posesión y uso de bienes, “para garantizar la producción de café”, los “espejos” constituyeron la junta de administración. A los obreros no se les entregó la empresa para su manejo.

Martínez, sin embargo, asegura que con la expropiación han mejorado las condiciones de trabajo, que les fue aumentado el bono de alimentación y que ahora cuentan con un seguro médico, además de otros beneficios, pero que todavía no se han repartido las ganancias entre los obreros, gerentes y las comunidades circundantes. “Van a las arcas del Estado”, dijo.

Su aspiración es que con el control obrero la contabilidad de la empresa no sea una caja negra, sino que cualquier trabajador, sin importar su rango, pueda revisarla y cuestionarla. “No somos tan ingenuos como para creer que tan pronto como se expropia una empresa los obreros pueden conducirla. Ese paso se relaciona con la madurez y la responsabilidad que asumamos”, señaló.