Un estudio reveló que el hábito de pasar por alto la primera comida del día hace subir de peso


26    Un estudio reveló que el hábito, cada vez más común entre los pequeños, de pasar por alto la primera comida del día hace que coman de más en las otras y engorden. Saltearse el desayuno no modificaría la cantidad de comida que un niño consumirá el resto del día, pero hacerlo tiene sus consecuencias, advierten los autores de un nuevo estudio realizado en Estados Unidos.

Existen evidencias de que el hábito cada vez más común de saltearse el desayuno puede hacer que los niños coman de más en otras comidas y engorden. Aun así, pocos estudios lo pusieron a prueba, precisó la autora principal Tanja Kral, de la Escuela de Medicina de la University of Pennsylvania, en Filadelfia.

El equipo de Kral evaluó el efecto de saltearse el desayuno en el apetito y la cantidad total de calorías consumidas el resto del día en 21 niños de 8 a 10 años; la mayoría desayunaba. Cada niño concurrió al laboratorio de pruebas dos veces. En una, se les sirvió un desayuno con cereal, leche, banana y jugo de naranja; en la otra, nada.

Ambas veces, los niños recibieron después un almuerzo, en el que podían elegir entre una gran variedad de alimentos, como pastas, brócoli, puré de manzanas y galletas, y se les pidió que comieran cuanto quisieran durante 20 minutos.

Luego, los niños se fueron del laboratorio y los padres informaron qué comieron el resto del día. Los niños sintieron más hambre el resto del día cuando no habían desayunado.

Pero eso no se tradujo en almuerzos más copiosos, según publica el equipo en The American Journal of Clinical Nutrition. “A pesar de las diferencias en las sensaciones de hambre y saciedad, los niños que desayunaban regularmente no compensaron las calorías perdidas de un desayuno con las comidas del resto del día“, dijo Kral.

Los niños que desayunaron terminaron ingiriendo más calorías en general y más de las necesarias para mantener su peso. Un niño promedio consumió 362 calorías más los días que desayunaba, es decir un 20 por ciento por encima de las necesidades energéticas diarias, según el peso, la altura, el sexo y el nivel de actividad física.

El equipo opina que otros factores explicarían la desconexión entre los niveles de hambre de cada niño, sus necesidades de energía física y la cantidad de comida consumida.

“La comida que consume un niño depende de factores ambientales, como la cantidad y el tipo de alimentos disponibles. Por lo tanto, esos factores pueden modificar la sensación de hambre y de saciedad”, explicó Kral.

La autora señaló que el estudio de niños con distintos pesos y edades o que regularmente saltean el desayuno habría proporcionado diferentes resultados. Advirtió también que estos resultados no respaldan el hábito de saltearse el desayuno.

“El desayuno es una parte importante de la alimentación saludable. Un desayuno saludable aporta nutrientes importantes para el crecimiento y el desarrollo infantil. Los niños que lo saltean no compensarían esa falta de nutrientes con otras comidas”, dijo Kral.

El productor de cereales General Mills financió el estudio y proporcionó los cereales para el desayuno utilizados en las pruebas.




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