Antonio Sánchez García: Tesis sobre el momento político. Desalojo o desaparición


A) El diagnóstico.

1.- El Estado de bienestar financiado por el rentismo petrolero y la democracia subvencionada cayó en una crisis estructural a mediados del ciclo liberal democrático de Puntofijo. Con dos graves consecuencias inmediatas: la devaluación del bolívar, que repotenció la crisis y la desafección de las clases medias y altas, comprometidas con el mantenimiento del sistema más por lucro y beneficios que otorgaba el Estado rentista que por auténticas convicciones democráticas. Fueron la masa crítica del golpismo civil: de los notables a jueces, fiscales, académicos y columnistas.

2.- Como consecuencia, a mediados de los años ochenta, el sistema de dominación y la hegemonía pluriclasista y pluripartidista quedaron a la deriva, huérfanos del respaldo de las élites, desacreditados y sumidos en grave decadencia. Coincidiendo con la extinción de la Generación del 28 y la pérdida del mejor reservorio político de la República. El delicado sistema de equilibrios establecido con el Pacto de Puntofijo saltaba hecho pedazos. El golpe de gracia dado por Rafael Caldera el 4 de febrero del 92 terminó por liquidar cualquier salida consensuada e inmanente al sistema.

3.- Esa crisis sociopolítica y económica fue el caldo de cultivo de dos fenómenos paralelos: la emergencia del golpismo en clave política –la rebelión de los notables, de los medios y de los intelectuales señalados anteriormente– y del inveterado golpismo en clave militar, que como bien lo señalara Thays Peñalver jamás dejara de incidir sobre el trasfondo de la república liberal democrática. Que rompieran todos los acuerdos precedentes y se expresaran violentamente con el golpe de Estado del 4 de febrero de 1992.

4.- Perfectamente conscientes de la crisis económica, social, política y militar que había fracturado a la sociedad venezolana, las fuerzas marxistas que pugnaban desde la caída del perezjimenismo por hacerse con el control del Estado comprendieron que había llegado el momento largamente esperado para asaltar el poder e instaurar una dictadura castrista, militar civil, en Venezuela. Su instrumento fueron Hugo Chávez y el chiripero en alianza con las fuerzas armadas y el pleno respaldo del castrocomunismo cubano.

5.- Solo la ausencia de un liderazgo político cónsono con la gravedad de la crisis hizo posible que ese proyecto castrocomunista se estabilizara y lograra asaltar el poder y mantenerse en el tiempo. Solo la grave ausencia de liderazgo militar impidió que la sociedad civil lograra el propósito de rescatar la democracia en peligro y desalojara del poder al dictador a mil días de su gobierno. Son las dos claves que explican la catástrofe que hoy sufrimos: carencia de liderazgo político, ausencia de liderazgo militar.

6.- Tras dieciocho años de proceso dictatorial, el régimen apuesta por su entronización. A pesar de hallarse en franca minoría y asediado por una crisis humanitaria que no implica, necesariamente, una exacerbación de las contradicciones socio-políticas y una salida insurreccional. Lo cual depende estrictamente de la emergencia de un nuevo liderazgo político, capaz de ponerse a la vanguardia del reclamo, la protesta y la indignación, politizados. Espera, muy por el contrario, que la crisis y el caos derivado de ella favorezca a la estabilización de la dictadura, reblandezca la ya reblandecida voluntad opositora de los partidos que controlan la llamada Mesa de Unidad Democrática –AD, PJ, UNT y Falcón– logre involucrarlos en la convivencia con la dictadura a través de un régimen mixto, como los que existieran en las dictaduras de la órbita soviética y le permita, al menos en una primera fase, mantenerse vivo hasta las elecciones presidenciales de 2018. De aquí allá encontrará las formas de estirar los lapsos y terminar por estrangularlos incluso a ellos. Sus principales enemigos son las fuerzas políticas y sociales que hoy se niegan a seguirle el juego. No la MUD, convertida ya en un objetivo aliado de conveniencia.

 

B) El tratamiento.

1.- Sobre los tres factores claves de la crisis: la sociedad civil, la sociedad política y la sociedad militar, solo cabe actuar directamente sobre la sociedad civil y la sociedad política. La sociedad militar deberá ser confrontada con los hechos que se puedan generar a través de los restantes dos factores. Solo modificará su comportamiento servil, oportunista y obsecuente puesta ante la acción frontal, voluntariosa, decidida y sin retorno de una vanguardia política libre de los lastres y taras del pasado, respaldada por una sociedad civil que reconozca su liderazgo y esté dispuesta a obedecer y seguir sus consignas. El problema que enfrentamos es esencialmente político, no económico.

2.- Como organizaciones, solo dos partidos están en plena capacidad de comprender a plenitud el diagnóstico de la crisis y proceder en consecuencia, pues además de la conciencia y la voluntad poseen capacidad operativa como para poner al país en pie de combate: Voluntad Popular y Vente Venezuela. Voluntad Popular lo demostró desatando, conjuntamente con VP y ABP, unidos en la llamada Salida –que debió haberse convertido en un foco de reagrupación alternativo a la MUD– la revolución de febrero de 2014 y su capacidad operativa durante las acciones de ese año terminal. Los acompañan los restantes partidos de la llamada Unidad Democrática, excluidos de todo poder de decisión y mando de la MUD. Su unidad es un imperativo categórico de las circunstancias.

3.- A partir de la revolución de febrero de 2014, Voluntad Popular se ha convertido en el eje de atracción de todas las conciencias políticas democráticas del país. Es un partido en franco y progresivo crecimiento, se ha asentado como la organización natural de los jóvenes –mujeres y hombres– que se suman masivamente a sus filas y de las mejores conciencias que se desgranan del resto de los partidos del pasado, tanto de izquierda como de centro. Constituye la gran referencia del desiderátum: un partido por la democracia.

4.- El principal problema de las fuerzas que pugnan por el desalojo de Nicolás Maduro y se niegan a entrar en cualquier forma de connivencia con el régimen, que no cede en sus aspiraciones totalitarias, es el problema de la unidad con aquellas que se muestran dispuestas a conciliar con dichas aspiraciones totalitarias y pueden ser manipuladas por agentes nacionales y extranjeros al servicio del régimen. Tal como ha quedado claramente demostrado con la celada del diálogo, siempre instrumento del régimen para frenar la indignación popular y entrampar a parte de sus dirigencias, existencialmente incapaces de comprender la estrategia de promesas y enredos del enemigo, sea por ignorancia, por oportunismo o por conveniencia.

5.- Se hace perentorio, en consecuencia, respecto de la sociedad política, constituir un frente alternativo, claramente diferenciado, y capaz de ofrecer una opción viable de poder al corto, mediano y largo plazo. Capaz de ofrecer soluciones políticas concretas para la resolución de la crisis y la formación de un nuevo gobierno. Capaz de dirigir las luchas contra la dictadura y de adelantar la conformación de un gobierno de transición. Que debe dominar la hegemonía nacional y convertirse en matriz de opinión, asumiendo la vanguardia de la sociedad civil.

6.- Se debe discutir, en consecuencia, la pertinencia de opciones electorales, si ellas tienen por fin consolidar el Estado mixto al servicio del totalitarismo: alcaldías y gobernaciones que, sumadas a una Asamblea maniatada, no harían más que servir al mascarón de una dictadura disfrazada de democracia popular. Y, por lo mismo, revisar la vigencia de una pertenencia a la MUD si no sirve objetivamente a los fines del desalojo. Ello determina la pregunta crucial que debemos dilucidar: el desalojo del régimen y su gobierno ¿es posible por medios inmanentes al sistema semitotalitario MUD-PSUV? ¿Cabe adelantar propuestas alternativas de gobierno, a través de la conformación inmediata de una junta democrática de salvación nacional?

7.- Toda permanencia en la MUD que no sirva a desgajarla de las manipulaciones y celadas del régimen y sus agentes dobles es contraproducente a los fines de los partidos de la vanguardia liberadora liderados por VP y Vente Venezuela, y de la sociedad civil. Permanecer en ella exige imponerle cambios esenciales en su estrategia, en sus tácticas y en su dinámica. Comenzando por la depuración de sus filas y el fin de su connivencia con los aliados extranjeros del régimen –los tres ex presidentes socialdemócratas–. O se convierte, reformada, en la vanguardia de las luchas y el eje de la transición democrática, o se la debe abandonar y dejarla naufragar a su suerte. No caben otras alternativas.

Llegó la hora de la verdad. Desalojamos al régimen o desapareceremos.

 




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